El pechito
(Artículo publicado el jueves, 28 de mayo, en diarios de EPI PRESS)
Lo tiene duro.
De eso no hay duda. Se ve, se nota, quieren que lo sepamos porque cada semana
nos lo enseña. Al principio podía uno imaginar que era necesario para la trama,
que ver el pecho sin camiseta de Álex
González podría aportar datos imprescindibles a su personaje como agente
del CNI, y que los guionistas no le harían descamisarse cada siete días sólo
por capricho, para exhibirse, un cebo que se repite pasados unos minutos del
comienzo de cada capítulo, hecho que ocurre con matemática puntualidad. Pero
no, ya sabemos que cuando Álex González se desabrocha como agente Morey nada
tiene que ver con su personaje sino con la estupidez. La otra semana fue de
traca. Morey en un coche seguía a los malos, que iban en una furgoneta cargada
de explosivos, pero el jefe de los terroristas descubrió el pastel e hizo
explotar el vehículo.
Total, Morey al
hospital. Ni un rasguño, oiga, pero lo tumbaron en la cama desnudo de cintura
para arriba con sus tetas así, duras, y su costillar así, duro, y sus tabletas
así, tan duras que ni parecía enfermo ni ná de ná. El Príncipe es uno de los productos
más dignos de Telecinco, una de las series con más tirón de la oferta nacional,
una serie que acaba esta segunda temporada, es decir, que no han alargado
porque sí, por el éxito, la historia de amor, tráfico de drogas, y terrorismo islamista
que sucede en ese barrio ceutí, lo cual se agradece. Pero frente a esta
seriedad, frente a actuaciones en general aceptables, uno se descubre siendo
tratado como un gilipollas cuando ve, otra vez, sin venir a cuento, que Morey
se queda en cueros para enseñar el lomo. Y, claro, detrás sólo puede estar el
jefe supremo. O hay carnaza o no hay serie, diría Paolo Vasile. ¿Quién si no?
¿Véis? Así, con las tetillas al aire, entendemos mejor el personaje de Álex González. ¿Qué agente del CNI no se quita la camiseta y enseña el pechito? |
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