lunes, 15 de junio de 2015

Maldeojos. Dimisión, ya



Dimisión, ya
(Artículo publicado el sábado, 13 de junio, en diarios de EPI PRESS)

      Ni un minuto más. Si el PP quiere de verdad que la maquinaria de la tele pública esté a su servicio, que le sea útil, y que la audiencia no siga en estampida, ha de tomar una decisión inmediata. Si hace menos de un año, con su mayoría absoluta, sin consenso, porque yo lo valgo, nombró a José Antonio Sánchez presidente de RTVE, es hora de volver al porque yo lo valgo en sentido contrario fulminándolo, apartando de foco a semejante estorbo. Ni un minuto más deberíamos de soportar a José Antonio Sánchez al frente de nuestra televisión pública. Ni un segundo. Este señor dijo el martes ante la comisión mixta de control parlamentario de RTVE, con una chulería sin complejos, dando por hecho que es dueño del cortijo y la audiencia que no sea de su cuerda que tome ajo, que él vota al PP y seguirá votándolo.

      Este ciudadano puede votar al partido que le venga en gana, ni que decir tiene. Pero si hasta el lunes no hacía falta saber a qué preferencia política dedicaba sus desvelos ya que sólo hacía falta ver algún telediario, el martes de esta semana él mismo lo confirmó salpicando con unas gotitas de nuevo oprobio su declaración, que él, como millones de españoles, a quien no ha votado en su vida “es a la Izquierda Plural”. ¿Por qué he de creer que la integridad de este votante del PP al frente de la máxima responsabilidad de la radio y televisión pública separe su legítima ideología de su profesionalidad, logrando la independencia de este servicio público al ciudadano y no al partido al que dice votar? Este bocazas, quizá formando parte de la estrategia de hundir sin piedad a TVE, ha dado un paso sin retorno. Se ha cargado la débil credibilidad del medio. Que se vaya. Ya.

Yo voto al PP y seguiré votándolo. A quien no votaré nunca será a la Izquierda Plural. Palabras textuales de José Antonio Sánchez, presidente de la corporación RTVE. No hay que insistir en lo obvio, que este ciudadano puede votar a quien le salga de su ideología. Pero no puede alardear cuando el más importante medio público del país, gracias a él, está al servicio del partido al que, ahora sí lo sabemos, él sirve. Impresentable. DIMISIÓN, ya.

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