lunes, 19 de mayo de 2014

Maldeojos. Directores de reparto



Directores de reparto
(Artículo publicado el domingo, 18 de mayo, en diarios de EPI PRESS)

      Todo el mundo oye hablar de esta gente, del director de reparto, conocido hoy como director de casting, como si en español no quedara bien explicado, pero casi nadie los conoce. Los conoce la gente de la profesión, y poco más. Sin embargo, como vamos sabiendo en nuestra rudimentaria cultura visual, el director de reparto es una pieza no importante sino fundamental para el éxito o el fracaso de un producto. Paréntesis. Que no me quedo con la nuez del término reparto o casting dándole vueltas, que quiero de nuevo volver a escribirlo, que ya está bien, que qué es eso echar mano de palabras en otro idioma cuando el nuestro tiene el suyo equivalente, a qué viene esa majadería de presentarte como commnunity manager y gilipolleces de ese calibre. Cierro paréntesis. Con el desahogo aliviado, vuelvo al director de reparto. En nuestro país, desde que las privadas irrumpieron para quedarse, renovando la obsoleta oferta televisiva, hablar de Luis San Narciso, es hablar de uno de los dioses del Olimpo que crea dioses a medida porque a este menda le da un guión Pedro Almodóvar o Alejandro Amenábar y a los pocos minutos, en las pruebas de selección, huele, detecta, y rastrea como un sabueso qué actor o actriz será tal o cual personaje. Y ya no hay vuelta atrás. Sin el olfato de este hombre, que vio en la Carmen Machi principianta a la gran actriz que hoy conocemos, tal vez no nos hubiera dado momentos de gloria en 7 vidas, de Globomedia, una de las series que marcó un antes y un después porque dignificó la ficción en nuestro país. No olvidemos que en 7 vidas se juntaba un sistema solar en el que gravitaban Amparo Baró, Javier Cámara, Blanca Portillo, y la propia Machi, un artefacto prodigioso que funciona como cómica y como trágica.


El del centro, Luis San Narciso, es el más desconocido para el gran público. Pero no es casualidad que a las estrellas que lo redean sólo les falte comérselo a besos. Muchos de los que aparecen, y otras decenas que no están ahí, no serían lo que son si este gran sabueso no hubiera visto en ellos al personaje para esta u otra serie, esta u otra película, que llevan dentro. Luis San Narciso es un dios para la profesión. Donde pone el ojo... sale un gran personaje

Buen olfato
     
       Gracias a Luis San Narciso, que no sólo busca jóvenes talentos sino que tiene memoria para rescatar a los grandes actores de teatro y verlos en personajes de series para la tele, el gran público recuperó a Juan DiegoLos hombres de Paco-, Lola HerreraUn paso adelante-, abordaje que se ha mantenido hasta ahora mismo, y por eso no es raro hoy encontrarte en una serie popular a Pilar BardemAmar en tiempos revueltos-, Concha VelascoGran Hotel-, José SacristánVelvet-, Lluis HomarImperium-, o Ángela MolinaGran Reserva-, estas cuatro últimas, series producidas por Bambú para Antena 3. ¿Quién es la responsable en esa productora de elegir qué actores para qué personajes? Una señora que también tiene un olfato muy agudo para que una serie triunfe o no, Sara Bilbatúa. Sus repartos son impecables, una mezcla, marca Bambú, de actores consagrados –véase la presencia en Velvet de Aitana Sánchez Gijón, lo que demuestra una extraordinaria imaginación, un talento especial para ser una buena directora de reparto- con jóvenes promesas, algunas encarriladas, como Miguel Ángel Silvestre o Lucía Echevarría, los dos faros protagonistas, las dos atalayas que se ven en la lejanía, el reclamo, el cebo, la flauta del prestidigitador, un apartado aparte que a veces no tiene que ver con la calidad sino con otros factores. Pero a mí me gusta fijarme en el segundo escalón. Y, siguiendo con Velvet, es magnífico. Véase Adrián Lastra, Cecilia Freire, Marta Hazas, Manuela Vellés, Asier Etxeandía, e incluso el potente Maxi Iglesias, que maneja con contenida sabiduría a su personaje, un joven con maneras de galán clásico. Todo ese mundo de posibilidades puede venirse abajo si la elección de actores no es la correcta.

Estos actores, desde Maxi Iglesias, Marta Hazas, José Sacristán o Adrián Lastra, están en Velvet -lunes, Antena 3- porque Sara Bilbatúa vió en ellos, como directora de reparto de la productora Bambú, a los personajes que interpretan en la serie. Es fundamental el olfato de estos profesionales, porque su decisión puede realzar o estropear un trabajo, y en cine o televisión eso se paga caro.

Las ministras de Zapatero

       Pero la tele no es sólo series. La tele es series, y todo lo demás. Pues en todo lo demás también hay selección, pruebas a ver quién sí pasa o no pasa en función de lo que se ande buscando. En televisión, tal como hemos dicho aquí mil veces, y todo el mundo sabe, nada es casual, casi nada se deja al azar, todo está medido, controlado, elegido. Es decir, los tipos que vemos en el mundo friqui de los programas de Cuatro en los que suele aparecer Luján Argüelles, son elegidos para que den el perfil del tontito, el guaperas, el tímido, el gordo, el flaco, el  romántico, o el chiflado, y ya tenemos un buen cacho de la tarta de un Príncipe para Laura. En la primera edición en Cuatro de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? la selección más rigurosa se hizo con los chicos, hasta que en las siguientes los responsables del invento se dieron cuenta de que tenían otra mina de oro en las madres, y ahí fue cuando los directores de reparto empezaron a fijarse no sólo en los churumbeles sino en sus locas, altivas, vulgares, elitistas, simpáticas, o fisgonas mamis, hasta tal punto que a este lagarto le salió otra cabeza llamada ¿Quién quiere casarse con mi madre? Uno de los repartos más evidentes lo vemos en Gran Hermano. Los concursantes de esa cochambre audiovisual son elegidos siguiendo un estricto patrón marcado por la cadena, el director, la productora, el espíritu santo en comandita, o la Merche, da igual, pero nada escapa a esos criterios. ¿Creen que algo tan ajeno a los concursos mentados como MasterChef no tiene unas directrices previas de selección? Pues claro que las tiene. Y también se repite el mismo esquema. Es decir, si un tipo de personajes dio juego –en las series ocurre lo mismo- en la siguiente edición se reproduce casi al milímetro, de forma que el joven Fabián, el bizcochito mallorquín de la primera edición, es en la segunda Mateo, el jovencito de Huesca, la Maribel de las alcachofas, la de más edad, es en esta segunda entrega Churra, de 71 años. Vamos, que Celia, la vegana, con su dramática relación con los animales, no está ahí por casualidad. Saldrá cuando tenga que salir, pero fue elegida por su perfil. Pero si el otro día hasta decían en una tertulia que Zapatero quería que le buscaran a sus ministras donde fuera, pero que dieran bien en pantalla. Me lo creo. Igual que creo que Rajoy es un fracaso como director de reparto… O no.


Así es él, el gran director de reparto de la política española, el director de orquesta. Señoras, señores, con ustedes Mariano Rajoy Brey, un personaje en sí mismo, multiuso. No hay que fijarse más que en su capacidad camaleónica para poner caras y pasar del personaje del lelo al personaje tarambana. Y otra cosa. Como director de reparto es la bomba. Tiene el olfato tan desarrollado, tan privilegiado, que es capaz de ver en alguien tan absurdo y mediocre como Fátima Báñez una ministra. Este tipo es un genio.


La guinda
Joaquín Reyes
Ahora sí, ahora ha encontrado el hueco que parecía faltarle a Joaquín Reyes, que en El Intermedio parecía no encajar, como si su colaboración no tuviera mucho sentido. Pero eso cambió. Cambió desde que el humorista manchego creó su desternillante Herman Tertsch, al que se sumó el impagable Paco Marhuenda. Al dúo se ha sumado esta semana “laperiodistaderaza” Ana Pastor. Busquen la web del programa. Gran trabajo.

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