miércoles, 13 de marzo de 2013

Maldeojos. De Arabia a Venezuela. Martes, 12 de marzo de 2013



De Arabia a Venezuela

      Esta es una casa con la que yo tengo diferencias éticas, pero es la única que me invita a hablar en directo. Menudo zampabollos. Así hablaba mientras se iba inflando como un pez globo Pedrito Ruiz, el petete de la tele. Pero cómo se puede ser tan majadero y al tiempo creerse que es el bicho que le pica al tren cada vez que abre la boca. La escena del sofá tuvo lugar a las tantas de la madrugá, cuando el interminable El gran debate de Jordi González en Telecinco empezaba a diluirse en un contenido sin fuste después de haberse aupado con Alfredo Pérez Rubalcaba a los sagrados lugares de la tendencia del momento en Twitter, junto a Javier Sardá, que antes se estrenó como tertuliano político dejando claro desde el segundo uno que también vale para vérselas con los que se devoran bajo las apasionadas órdenes de los guionistas en Sálvame.

      Esta es una casa con la que yo tengo diferencias éticas, decía el pensador Ruiz, pero allí estaba. Todavía me pregunto para qué. En paralelo, sin salir de la casa sin ética, ha sido muy sonada la vuelta de Kiko Hernéndez, dejando caer que en Crónicas marcianas, lo  de Sardá, volaban sobresueldos por avivar el fuego con insultos y gruesos navajazos verbales. Esta vuelta también fue punta viva en redes sociales. El domingo, saltando a La Sexta, Jordi Évole nos acojonó, más, poniéndonos un cuchillo en los ojos para no cerrarlos ante el futuro de las pensiones. Y hoy, si Alá no lo remedia, en Arabia Saudí, gran amigo, ejecutarán a siete jóvenes que delinquieron cuando eran menores de edad. ¿Se imaginan que nuestro jefe de Estado preguntara por qué los matáis? Eso sí que sería un aullido en las redes. Sostenido. Pero Arabia no es Venezuela.
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Nota: Confirmado. Esta mañana, 13 de marzo, han sido ejecutados los siete jóvenes en Arabia Saudí por un pelotón de fusilamiento. El príncipe Miteb ha justificado la masacre diciendo que debe cumplirse la ley de Dios. ¿Cómo se nos queda el cuerpo? Más cerca, en Roma, más de cien tíos se ocultan para seguir haciendo sus fechorías, por supuesto en nombre de Dios.

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