Mirad, soy vuestro futuro
(Artículo publicado el domingo, 9 de febrero, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Hoy están
arriba, pero mañana pueden estar abajo, limpiando con sus lágrimas el suelo del
olvido, haciendo el doloroso camino del descenso, de las alturas del éxito y
del no poder ni salir a la calle porque la gente los agobia con peticiones de
autógrafos o fotos, sin importar si es el momento, si la estrella tiene un buen
día, a la nada, o sea, a darse cuenta de que no eres nadie, de que nadie se
acuerda de ti y casi mendigas un poco del exceso de la antigua atención. De
alguna forma, aunque suavizado el mensaje por el tamiz siempre higiénico del
humor, la actriz Eva Santolaria
resumió en su monólogo en la gala de los Premios Feroz la situación de quienes
en su día eran artistas que apenas podían salir de casa a ser arrinconadas
porque nadie las llama para seguir trabajando. Se dirigió, sobre todo, al equipo
de La casa de papel. Eva participó en
Compañeros, serie juvenil que marcó
la tele de finales del siglo XX y que emitió Antena 3 hasta 2001. La actriz, en
la gala citada, empezó presentándose. Malo. O bueno, siguiendo el espíritu de
la columna de hoy. Cualquier cretino de Gran
Hermano es más conocido que la actriz, que al dirigirse a los actores y
actrices de la serie juvenil de éxito, Élite,
que en marzo de este año estrenará su tercera temporada en Netflix, les
advirtió con guasa, “antes de iros a otra orgía, escuchadme, soy vuestro
futuro, disfrutad del hoy, haced contactos, y preparos para el fracaso”.
Demoledor. Pero certero. Eva Santolaria, la real, la actriz que bajó de la
montaña del brilli brilli al valle de la oscuridad, con una lucidez
desconocida, y echando mano de ese olvido, aprovechando su propia historia, ha
vuelto a remontar en Paquita Salas,
la historia de Javier Ambrosi y Javier Calvo que también emite Netflix
y que, de manera completa Lidia Sanjosé,
otra olvidada de libro –A las once en
casa, Farmacia de guardia, o la
también prehistórica ¡Ala… Dina!- se
toma con humor su propio olvido y se deja llevar por la corriente de Paquita Salas, que la ha devuelto a la
orilla. Tampoco Belinda Whashington –estrella
de la tele, en series y programas que se remontan a la década de finales del
XX- escapa a esta ley, y ahí está, jovial y divertida de nuevo en formatos de
tirón con audiencias millonarias como Tu
cara me suena.
El cura Apeles
Cada cual, cada
espectador puede hacer listado de esas caras que estaban y de repente no están,
de actores y actrices, de presentadores que no te dejaban ni un segundo y de
golpe, como llevados por un huracán invisible, dejan de entrar a casa. ¿Recuerdan,
al menos los más telecinqueros de la clase, el programa que emitía Telecinco
tres años después de empezar el siglo XXI para arrancar sus tardes como merece
una cadena que siempre apostó por un entretenimiento sin complejos? Era Aquí hay tomate, presentado por Jorge Javier Vázquez y Carmen Alcayde, dos soldados muy
guerreros y muy preparados para defender con su vida la televisión basura que
abría sus puertas a lo grande. Aquella guerra a corazón abierto contra el buen
gusto duró hasta 2008, pero de los guerreros sólo quedó con la cabeza en su
sitio Jorjeja, que sigue frente a Sálvame,
que ascendió un paso más en la carrera para hacer de la televisión un lugar pringoso,
tóxico, vulgar y tonto. La decadencia de Carmen es tan morrocotuda que hoy
existe en la televisión madrileña en un programa cuyo nombre rememora al
clásico del tomate con este nombre estúpido, Aquí hay madroño. Fin de la cita. Paso página. La otra noche me
llevé un chasco de los gordos. Coño, el cura Apeles. Pensé que había muerto, que había reventado, que se lo
había llevado el lobo, los papas de Roma, que lo habían quemado en la hoguera,
yo qué sé, que había muerto de inanición porque una vez, creo que hace años, lo
vi lloriquear en un plató cutre diciendo que apenas tenía dinero para comer –otra
folclórica en apuros-. Y me olvidé de él, como España entera, y eso que el
menda rigorista y del ala dogmática católica, nos daba las noches en Moros y cristianos, La noria, y formatos de tertulia a estacazos. Vamos, más famoso que
Inda y sus trolas, un pringado
frente a este curita de piel sonrosada, de aspecto grasiento y cerúleo de labia
incendiaria. Creía que su muerte catódica era una realidad, pero hete aquí que
ha sido peor verlo en el debate de esa gran perversión llamada La isla de las tentaciones -¿de verdad
que a la princesa Leonor le deja la
reina Letizia ver esa porquería?-.
Rey del pollo
Mirando a los
actores y actrices de Élite, en los
pasados Premios Feroz, decía arriba que Eva Santolaria les pidió que la miraran
porque “soy vuestro futuro, disfrutad del hoy y prepararos para el fracaso”. Tal
vez, si no están al tanto de las llamadas series juveniles, no conozcan a Omar Ayuso, actor cuyo personaje es un
chico homosexual de familia musulmana que ha resultado ser un bombón en la
historia de amor que se trae con uno de los compis de Élite –serie creada por Carlos
Montero, que también parió otro bombazo juvenil como Física y química-, otro joven cuya posición social, alta, no es la
de Omar, baja. El joven actor ha trepado a una fama tan superior que hasta Rosalía, tra tra, ha contado con él
para su último vídeo, Juro que.
Paréntesis. Veo el vídeo. No lo resisto. La voz en falsete de esta mujer, sus
repulsivas uñas, su diente de oro, todo, nada de lo que representa me llega.
Sigo viéndola como una choni de lujo que
eleva lo chabacano a categoría estratosférica. Juro que apenas lo intentaré más
a ver si. Cierro paréntesis. ¿Qué me dicen de Ramoncín, el Rey del pollo frito? Este menda es otro que ha vivido
en carne propia “el futuro” que apuntaba Eva Santolaria. De joven díscolo acabó
sentado cuando ya ni cantaba ni piaba en el mismo trono que Apeles, en Moros y cristianos y en Crónicas marcianas. Y en Intereconomía,
la de extrema derecha. Ahora, resucitado, se sienta con Cristina Pardo en su programa de La Sexta, eso sí, conserva su
pendiente de malote y redicho. Hablar de lo que les espera a concursantes de La voz, OT, Got talent, Masterchef o Maestros de la costura es para echarse a llorar. O a reír.
La chispa
Kirk Douglas
El listado de
películas de Kirk Douglas, en una vida que ha durado 103 años y que se fue el
jueves, es enorme. Entre ellas está Senderos
de gloria, que Stanley Kubrick firmó en 1957. En ella se dice, “el
patriotismo es el último refugio de los canallas”. Por cierto, esta semana,
abucheado, el vaquero Santiago Abascal salió por patas cuando pretendió
camelarse a los agricultores en su lucha apelando a baratos patrioterismos. Ya
si eso…
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