Zaplana resucitó
(Artículo publicado el martes, 18 de febrero, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Ha vuelto, ha
vuelto a la vida el caballero de la mirada bovina, ha vuelto a su salsa don Eduardo Zaplana, ese hombre crecido
hasta lo grotesco a la sombra del PP, la teta de la gran madre, la puta mansa que
todo lo sabe esconder bajo sus ubres podridas. Era muy conmovedor escuchar a Teo García Egea, alias el Aceituno, don
Teodoro para el vicepresidente Pablo
Iglesias –filo etarra, separatista, comunista de los más malos, alto
dirigente venezolano-, pedir la puesta en libertad de Zaplana cuando el
caballero estaba en la cárcel por el caso
Erial –malversación, blanqueo, soborno, tráfico de influencias, naderías
tan caras al PP-. Lastimita de hombre. Era cuando se decía que Zaplana, con
leucemia, era un cadáver andante que estaba en las últimas boqueadas y que “por
humanidad” la justicia debería de ponerlo en la calle.
Recuerdo que ante
las cámaras agachaba la cabeza, miraba como mira el cordero antes del
sacrificio, y hacía su papel. Hasta que salió del trullo. Las paellas, el mar, el
buen marisco –que no falte la langosta ni la cerveza Cruzcampo en su dieta-
obran milagros. Y ahí está nuevo, resucitado. Pero resucitado como esta gente
sabe hacerlo. Ha sido una vuelta a la vida de la mano de la corrupción. Se ha
levantado el secreto del sumario del citado caso y hemos sabido que “Mr.
Eduardo”, en comandita con otro español y muy español como el santurrón Juan Cotino –director de la Guardia
Civil con Aznar y alto cargo con
Zaplana- pasearon por medio mundo 19 millones tratando de dejarlos limpios y
santificados. Ahora, obrado el milagro, Mr. Eduardo volvió de nuevo a la vida
de los telediarios, magacines y tertulias como lo hace el canalla y el
delincuente. Larga vida.
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