El Cejas, en GH VIP
(Artículo publicado el domingo, 8 de setiembre, en diarios del grupo Prensa Ibérica)
Hola, soy El
Cejas –dice El Cejas con una insoportable voz de pito en un vídeo que podría
ser el que vemos de algunos políticos pidiendo el voto de los ciudadanos- .
Chavales, os voy a decir una cosita –dice El Cejas moviéndose con esa chulería
del saco de hormigas, enseñando los piños- este año por fin en Gran Hermano ha entrado un concursante
que vale. Chavales, este, el menda lerenda, el cejitas, ¿vale?, así que os
quiero ver a todos apoyando a muerte aquí al menda por las redes sociales, por
los teléfonos, por los SMS, que os gastáis más en el chino de abajo en cuatro
chuches, ¿vale? –dice El Cejas retador, señalando con el dedo, apuntando con el
dedo, sin dejar ese bailecito, ese cabeceo de perdonavidas de barrio- , así que
más os vale estar ahí votándome porque, bueno, es que, es que, no sé qué más deciros,
es que voy a entrar yo. Quitando a los cuatro “pangorines” que hay dentro, no tenéis más votos que dar,
así que, cuidadito, chavales, como no me apoyéis os lleváis dos placas, ¿eh?,
ojito. –termina este repulsivo ejemplar su arenga pidiendo el voto cuando se
vote en GH VIP-. Este tipo, conocido como El Cejas, tiene nombre de carné, Diego, un chico de familia humilde que
hizo el ridículo en un programa de barraca de feria como Got talent. Pero dio en la
diana y como buen buscavidas, listo, con hambre de fama y dinero, sin el más
mínimo pudor ni vergüenza –términos que no forman parte del vocabulario de
estas manadas-, aprovechó su resuelta y provocadora ignorancia para medrar en
el mundo de la fama del mediocre, de consumo tan rápido que sólo los muy
fuertes son capaces de sobrevivir porque la selección natural en este zoo es
dramática, dura, a muerte. Y ellos los saben. El Cejas lo sabe. Cuando la casa
de Guadalix abra sus puertas y este chico se vea en ella sabrá que ha merecido
la pena, que sus vídeos de mierda, con chicas que mueven culo y tetas mientras
él canta al lado con la gorrita ladeada como está prescrito en la imagen de
estos memos, y se agarra el paquete, y dice bárbaras ideas como que le roba la
novia a quien sea metiéndole “un marmitaco en to los piños, que le tumbo”,
cuando ocurra todo eso, este payaso también sabrá que la necedad, la estupidez,
el mal gusto y la arrogante ignorancia tienen su premio en esta sociedad en
descomposición. Da asco él, su música repulsiva, sus letras insoportables, lo
que representa y por qué se premia a alguien como él en vez de mandarlo a la
escuela y reiniciarlo.
Gallinas violadas
Lo siento, no
puedo, estoy incapacitado para tomarme a broma a este tipo de productos. Ni
siquiera, como hace mucha gente y es legítimo, me justifico diciendo que
después de un día complicado con los problemas de la vida lo que me pide el
cuerpo es relajarme en casa ante la tele sin darle muchas vueltas a la cabeza
viendo estas mamandurrias. Por lo pronto El Cejas ha dicho que le gustan
mayores, “pero no tanto como Mila”. Esa Mila es Mila Jiménez, y lo dice porque la sardesca, que también pasó por el
quirófano para quitarse mil arrugas con la idea estúpida de quitarse años, va a
estar en la misma casa que el angelito –es la reina, la que más va a cobrar-.
Lo malo de pavos como El Cejas es que crea opinión, fomenta valores sin alma,
despista, resta dignidad, promueve el mal gusto, se burla de los artistas y
universaliza lo chabacano como se esparce la grasa sobre el agua. Es todo tan
parodiable, ese estilo de música con base infernal, que da igual que se llame
reguetón, rap, o trap. Y que lo firme Lola
Índigo, Rosalía, o C. Tangana. Hasta Arturo Valls y Silvia Abril,
sustituta del primero durante el verano en Ahora
caigo echaron mano de la ironía musical para pasar el testigo del programa
a su dueño habitual y en un abrir y cerrar de chinda chinda armaron una copla
que podría haber firmado cualquiera de los mentados, incluyendo al Cejas ese.
Qué pena que el vídeo de las chicas que denuncian que las gallinas son violadas
por gallos se haya conocido hace apenas unas horas, suficientes, en una tele de
chichinabo, para alcanzar el podio. Seguro que en Gran Hermano VIP encajarían como el pepinillo que viola a la
aceituna. Esto se nos va de las manos, en serio.
Mediocracia
Como El Cejas,
una tal Anabel Pantoja vive del
cuento –literal- de contar cosillas de su tía la cantante, pero tiene que darse
prisa para convertirse en una atracción en sí misma porque la chacha, en la
órbita de Mediaset, agarrada por la coleta por el zorro Vasile, no necesita ya portavoces ni exégetas que la interpreten. Isabel Pantoja, desde que descendió como
mortal que defeca en la isla escondiendo los excrementos debajo de la arena dejó
de ser diosa para convertirse en una mercancía más del zoco de Telecinco. Pues
bien, la pantojilla Anabel también entra en
Gran Hermano, como Dinio, el ex
de Marujita Díaz, el hombre cuyo mérito
es, según dicen, tener un badajo a la altura de su burricie. Dice el filósofo y
profesor canadiense de la universidad de Montreal Alain Deneault en su libro Mediocracia -Ed. Turner- que la
mediocracia es la antesala de una revolución. La guerra ya no es sangrienta
–que también- sino anestésica, diseñada al milímetro para aupar a los mediocres
a la cresta de la política –véanse algunos líderes fantoche, insulsos, gente
joven y preparada, pero preparada para no ir más allá de lo que se espera de
ella, véase a Pablo Casado, véase al
veleta y sin sustancia Albert Rivera,
véase a Isabel Díaz Ayuso y su
sonrisa encajada como parte de un rostro con mirada de vaca, incluso véase a Pedro Sánchez, hoy aquí, y mañana en la
cara opuesta de la luna-, para aupar y premiar a los más mediocres llevándolos
al centro del foco de manera que su luz, que lo ocupa todo, deje en penumbra, o
en la oscuridad total, a quienes sí tienen algo que decir. Todo el tiempo que
el puto Cejas –traído aquí como símbolo, como parábola- salga en la tele es un
tiempo robado a la dignidad. Y al futuro. Es un peldaño más que vamos subiendo
antes de despeñarnos por el precipicio.
La chispa
Terelu se va
Se rumorea que
Terelu Campos deja la órbita Mediaset y se abraza a la otra religión. Está a
punto de firmar con Atresmedia un contratito para ir tirando como colaboradora
en Espejo público, que Susanna Grisso
también tiene su corazoncito, y en la temporada que comienza lo va a demostrar
dando más cabida a temas del chichi. Seguro que “la hija de” lo agradece. En
Mediaset los contratos se firman para ser pasto de hienas.
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