miércoles, 11 de septiembre de 2019

Maldeojos. Sandra Barneda


Sandra Barneda
(Artículo publicado el sábado, 31 de agosto, en diarios del grupo Prensa Ibérica)

     No es que esta señora, Sandra Barneda, la recuerde como el paradigma de televisión de primera, no es eso, pero tampoco la tengo ubicada en mi memoria como neto personaje de la televisión basura. Ahora no tengo duda. Ha aprendido rápido. Uno de los rasgos de esta especialidad, la de formar parte con brillo y magisterio de la televisión basura, es manejar los bodrios, los desechos, la sin sustancia, el humo y el invento, la nada, como si se tratara de una comida excelente, un bocado exquisito. Es la técnica de solemnizar el detritus con despliegue de gestos, silencios dramáticos y miradas teatrales para darle un empaque de profundidad y valor. Es lo que hacen los grandes maestros del género, lo que hace el gran Jorge Javier Vázquez, Carlota Corredera –otra que aprendió rápido-, el propio Carlos Sobera, o la mismísima Ana Rosa Quintana.

     La señora Barneda creo que dio el salto cualitativo en su carrera a la charca de purines en la que hoy se mueve presentando  De buena ley –una impostura que recreaba juicios reales y polémicos con actores, aunque “este detalle” no se decía, y sí, se manejaba con la soltura debida-. Luego saltó a La noria –de infausto recuerdo-, y se precipitó por los desagües más infestos hasta coronarse con las ediciones de los debates de la auténtica televisión basura en la órbita de los grandes hermanos y mamandurrias similares. La suya ha sido una carrera lenta, pasito a pasito, sin grandes codazos, sin ser una estrella del firmamento top, pero tampoco una don nadie que anda por los platós. Es un poco más que una de segunda fila. Confirmo que aprende con rapidez admirable. Véanla en Viva la vida. Su elegancia y hueca solemnidad trasegando mierda es pasmosa.


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