viernes, 28 de febrero de 2014

Maldeojos. Gran bluf



Gran bluf
(Artículo publicado el jueves, 27 de febrero, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
     
      Hace unos días pasó por El Hormiguero una invitada que no es actriz, no promociona su serie, no acaba de grabar un disco, no estrena su última película, y ni siquiera hace bolos por los platós vendiendo su último libro, justificación que sí se entendería si la invitada hubiera sido Belén Esteban, escritora de éxito atronador. Pero no, la invitada de la que hablo no ha hecho nada eso. Y fue a lo de las hormigas de Pablo Motos, un tipo al que si dejas de verlo un tiempo cuando vuelves a verlo lo notas distinto, ya sea el pelo más, mucho más cardado, la barba más rala, y las patas de gallo y las ojeras rodeándole una mirada siempre alerta, jamás relajada, asustadiza, como el que no tiene confianza más que en sí mismo. Pasó por El Hormiguero María José Campanario. Su obra cumbre, por el momento, es la tentativa de arreglarle a su mamá una pensión, pero la pillaron.

      Otra de sus grandes cumbres es ser esposa del Niño de las Bragas, y formar parte de la saga familiar que tanto ha hecho por degradar el aire de los platós, con la inestimable e imprescindible colaboración de todas las cadenas, que siguen a la gresca por llevar a sus mesas un trozo de carne, da igual que sea fresca o agusanada, de la familia Janeiro. La señora Campanario acudió a la llamada de El Hormiguero sin cobrar nada, han resaltado algunos medios, dando a entender que esta choni no mueve un músculo si no le pagan, y hace bien, ahí estoy con ella. Aún así, la ganadora de este circo es la Campanario, que enseguida se ha puesto a la altura de Will Smith, Antonio Banderas, o Ferrán Adriá. ¿Quién ha perdido? Sin duda la audiencia. Y El hormiguero, por estafarla y confundirla. 

La señora de la foto se retrata en esta foto. Es su currículo, aunque el de intentar colarle a la Seguridad Social una pensión para su mami no se tocó en el programa, que ella tiene un nivel y decide qué sí y qué no se le pregunta. Qué cachondo el Pablo Motos, y no sólo por sus tocados tan ingeniosos y por usar más laca que Maritere Campos y Ana Rosa juntas.



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