viernes, 21 de febrero de 2014

Maldeojos. El crimen de Ceuta



El crimen de Ceuta
(Artículo publicado el jueves, 20 de febrero, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)

     Cada día que pasa, con ampliados de información, y con el análisis de los vídeos, aterra más y se encoleriza uno más al saber lo que pudo pasar en Ceuta cuando un puñado de personas intentaba llegar a España pero otro grupo armado lo impedía. En TVE pasan los vídeos sin más. Esta vez no interesa destacar, como hace La Sexta rodeando los disparos con un círculo, que la Guardia Civil hizo un uso criminal de su fuerza. No hay otra razón cuando ves esos disparos caer a un par de metros del grupo de nadadores que trata de mantenerse a flote. ¿Asustarlos para que volvieran a la costa marroquí? Es fácil ponerse en el corazón de esos muchachos ateridos, asustados, cuando escucharan a su lado los disparos. Si esos son los métodos legales que tiene esta sociedad para defender sus fronteras, vomito de asco y vergüenza en sus leyes.

     ¿De verdad creían los armados que sus disparos, su actitud de inhumana chulería esperando en la playa su llegada, impediría su entrada? ¿Qué pensaban que iba a pasar? Pues justo lo que pasó. Que les pudo el pánico, y por ahora 15 se han ahogado. Escribo esto y pienso en su juventud, en su fortaleza aniquilada, en su espantoso final, en su familia. ¿Qué hacen nuestros políticos, responsables del desastre? Tratar de disculparse, ensuciar nuestra dignidad. ¿Dónde está la voz de los obispos clamando por la vida de los ya nacidos, dónde la de Gallardón lloriqueando por estos hombres de vidas truncadas como lloriquea con un rosario en la mano por un cigoto? La madre que los parió. Que la justicia los persiga. Que su dios los condene. Y los ciudadanos en las urnas. 

Arsenio Fernández de Mesa, director de la Guardia Civil, en un recorrido estelar fotográfico de su historia política reciente. Se callen, coño. Pues no, joder, hablemos. A estas alturas nadie vitupera, denigra, y desvirtúa el trabajo de la Guardia Civil. Sólo se pide que nos expliquen lo que pasó. Que señalen al mando que organizó la batida. Y que tengan un poquito de compasión. ¿Es mucho pedir? Son quince muertos, pero como si nada. ¿Alguien ha visto al presidente de Gobierno demudado por la tragedia, alguien ha escuchado su lamento más allá de la insultante palabrería hueca?

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