domingo, 23 de febrero de 2014

Maldeojos. La cara de Belén



La cara de Belén
(Artículo publicado el sábado, 22 de febrero, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)

      Le han dado a Belén Esteban otro programa, o le resucitaron el que tenía en el rincón Telecinco. Se llama Los ojos de Belén, algo así como la lectura que hace la señora de la realidad desde su particular prisma. Pero entonces os quedaréis muy delgaditos, decía en el primer programa de la serie, que se hizo en Marraquech, para comerme las muñecas de envidia, al enterarse de que los musulmanes hacen ayunos radicales durante el mes de Ramadán. Esa es la idea, como digo. Pero a mí me cuesta trabajo concentrarme en lo que excreta la mirada de Belén porque lo que me tiene pillado es la cara de Belén, la cara de la Esteban. Comparando imágenes de hace años, esta señora, cuando jovencilla, no era una belleza que iluminara las calles a su paso pero era mona, de gestos naturales y rasgos agradables. Mírenla ahora sin pasión. ¿Sólo yo la veo deformada, horrorosa?

     Seguro que se ha gastado un pastón para convertirse en un pequeño monstruo de labios deformes, boca estática, nariz al bies y gesto helado y sin vida. Y además se duerme en una pelea de gitanos. Literal. La familia marroquí que la invitó a comer a su casa tuvo que acurrucarla bajo una mantita porque la copresentadora –es otro de sus títulos, junto al de Andreíta, coño, cómete el pollo, o por mi hija ma-to, o la princesa del estercolero, o arriba la Esteban-. Pero en lo del sueño no entro, quizá sea un trastorno físico, o cosa de la química. Me quedo en el despiporre de su cabeza, en ese minuto en que alguien decide ser el peor enemigo de sí mismo e inicia un carísimo camino para convertirse en una criatura tan terrible y destrozada por dentro que se refleja por fuera. Una lástima. 

Belén Esteban. Sin comentarios.

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