Reporteras en riesgo
(Artículo publicado el martes, 4 de setiembre, en diarios del grupo EPI PRESS)
Hemos visto, o
en directo o entresacado en forma de vídeo ya emitido, casos delicados de
reporteros y reporteras en apuros. Y siempre, pasado el primer susto, en tono
relajado y de broma. Ya saben, el reportero que habla del viento en directo
para el magacín y un golpe seco de aire le vuela el micro, la reportera que se
protege de la lluvia sujetando con una mano el paraguas y con la otra, todo muy
precario, el micrófono, hasta que el tinglado se deshace y el paraguas se
vuelve del revés o sale volando. Escenas como las descritas son familiares.
Pero en los últimos días la cosa se ha puesto chunga. Los de Zapeando
suelen tener sus fetiches, y una vez localizados, van a saco, no los dejan, no
les quitan el ojo. Son una especie de diana porque sus reportajes son
filigranas del orden periodístico, entre la cuidada preparación, la
coreografía, y la performance.
En Canal Sur, en
Andalucía directo, son expertos en
manejar a los figurantes, vecinos que protestan por algo a la voz de ya, o
señoras muy repintadas que actúan según les va diciendo la sagaz reportera, que
a una orden con la cabeza dicen lo que venían a decir. En Telemadrid nació una
estrella para el programa de La Sexta, Luis
Vegas, reportero con extraordinaria imaginación para darle vida a su
trabajo. Pero de las bromitas a la mala leche del personal apenas hay un hilo
fino de mala educación y falta de respeto. Verán, a Cecilia Iglesias, de la televisión asturiana, le rociaron la cara
con vino, que entró en los ojos y tuvo que acabar con un “lo siento, no veo, no
puedo seguir”. A otra de Más vale tarde,
Elizabeth López, la besa un
gilipollas en pleno directo y se da a la fuga. Y a otra de la tele murciana la
tiran al agua. Pues ni chispa de gracia, oiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario