miércoles, 26 de septiembre de 2018

Maldeojos. Domingo, 23 de setiembre de 2018


El entretenimiento vacío
(Artículo publicado el domingo, 23 de setiembre, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Claro que hay entretenimiento vacío y entretenimiento lleno, para entendernos. Claro que hay una estrategia que fluye sin apenas cabeza visible a la que señalar pero que nace, crece y se desarrolla como esos bichos que lo hacen así, porque sí, y se apoderan de lo que les rodea porque su biología les marca, les guía, y les condiciona. Seguro que ya habrá alguien pensando que hablar del poder, hablar del sistema, suena a cosa añeja, superada, caduca, a términos que ya no sólo no se usan sino que no se deberían de usar porque son antiguallas terminológicas que apenas tienen encaje en un mundo tan, tan globalizado. Perdonen que me tape la boca para no esturrear la risa, el llanto, la rabia, la decepción, y la certeza de que sí, de que no hay cabeza individual a la que señalar, pero el sistema, el poder, los grupos de presión, los estrategas planetarios existen como existe el oxígeno que respiramos y no vemos. Y los tontos útiles que trabajan para el sistema. El peligroso, ordinario, fatuo, fanfarrón, cretino y maleducado Donald Trump trabaja para esa rueda de negociantes, sean banqueros, petroleras, empresas de armamento, u opacos chiringuitos farmacéuticos. De tan obvio, el ejemplo es grotesco. Este payaso tiene el poder más gordo que su sexo, que es tipo cabeza de hongo según la actriz porno Stormy Daniels, que se recrea en el pingajo del estúpido presidente diciendo que tiene la polla como un personaje de Mario Kart, el vídeojuego de carreras de coches. Un asco, vamos. La historia está en todos los diarios, radios, y televisiones, por encima de las sistemáticas masacres que Arabia Saudí ejerce contra la población de Yemen. La polla de Trump ocupa más titulares que los cadáveres amontonados en Al Hudeida, Yemen, incluso abre informativos. La corrupción sistemática de este canalla, su grosera chulería, la zafiedad de su mandato lleva a la política a un nivel de degradación sólo comparable con algunos programas que podrían ser intercambiables, mero entretenimiento, despiste social diseñado al milímetro.

La laca de Aznar
     La tele forma parte de ese sistema, de esa rueda que perpetúa, esparce valores, vende modelos de conducta, y hasta se permite posturas que parecen ir contra el sistema, como enfrentado a él. Pero forma parte de él. La tele crea a sus Marhuenda e Inda, la política a sus Trump o Aznar, que alimentan e incendian informativos, magacines y tertulias. Las tertulias políticas son peleas de gallos sin reflexión que no conducen a nada, mero espectáculo de buenos y malos, según el lado que elija el espectador, una eterna función de moros y cristianos que no hace daño a nadie aunque esté diseñada para que saltes de tu asiento según hablen “los tuyos o los otros”. Las comisiones de investigación en eso que llaman, de manera ridícula y pomposa, la sagrada sede soberana del pueblo, en el Congreso, sirven para diatribas de vaqueros, escupitajos de chulitos, de adolescentes que se la miden a ojos vista para demostrar que la suya es la más grande. Qué tristeza el paso de José María Aznar por la comisión que investiga la financiación ilegal del PP, qué desprecio al ciudadano la de este mentiroso compulsivo que negó como Judas la guerra de Irak, la caja B del PP, y conocer a Francisco Correa, el testigo de la boda de la princesa Ana Aznar Botella. Junto a Rufián y Pablo Iglesias formó el trío la, la, la de las Azores catódicas, disputas tabernarias que sólo sirven para nutrir los vídeos manipulados de El intermedio donde Wyoming analiza en profundidad el inane rifirrafe llevándolo al único terreno posible, el de averiguar, sin necesidad de máster alguno, el tipo de laca del ex presidente, capaz de aguantar cuatro largas horas sin que se le moviera un pelo de su arquitectónica melena, a la que Pablo Casado el pequeñín tanto adora.

Aramís, la VIP
     Y de golpe, en columna tan sesuda, mera farfolla con aspiraciones de alta reflexión, llegamos al meollo, a la cosa, al coño pelado de Aramís Fuster, manda ovarios, la única VIP de verdad en el aquelarre por excelencia del entretenimiento vacío que representa Gran Hermano. Los cimientos sociales se han venido abajo, o han subido a la estratosfera del disparate, la hilaridad, la coña y la tristeza o la diversión más putera con la llamada de Isabel Pantoja a Sálvame para hablar de su niña encerrada, es decir, controlada en esa jaula de celebridades desconocidas y absurdas. Que la Pantoja llame a Sálvame después de más de dos mil programas y más de nueve mil horas de televisión basura en directo es un hito, y la cadena lo sigue celebrando con el derroche que merece el negocio y la audiencia. Hasta la presentadora, Carlota Corredera, como una virgen traspuesta de Murillo, fingió al día siguiente la emoción retardada por “este regalo en mi vida profesional”. Las malas lenguas dicen que la llamada debería haberse hecho estando Jorge Javier Vázquez para asistir a la pelea de las dos grandes divas –tipo Aznar y Rufián-, de la gran pelea de gatas, pero no, el premio se lo llevó, “para hacer historia”, Carlota. Me meo entera. Pues claro que estamos idiotizados. Pues claro que entre usted y yo permitimos que nos estafen, que nos tomen el pelo, políticos que hacen política basura como los mentados y allegados, y claro que usted –yo ahí no me meto, de verdad- permite que la necia Isa Pantoja gane a la semana lo que tal vez usted no gana en un año, o una don nadie como la malagueña Makoke se embolse cada siete días cerca de 30.000 euros, repito, 30.000 euros, y cuyo doctorado, máster y tesis es ser, o haber sido, o tal vez volver a ser esposa del sabio Kiko Matamoros, otro eminente experto en espectáculos fatuos, fuegos de artificio insustanciales, anodinos como la caterva de cantantes de aluvión olvidables que se preparan para la fama en Operación Triunfo, fama de consumo fácil, de consumo clínex que La 1 alimenta con la jovialidad de un Roberto Leal entregado a la causa. Que no pare la fiesta. El vacío exige mucho.

La guinda
Amar
Otra nueva temporada de Amar es para siempre, que comenzó el otro día en Antena 3 con incorporaciones de nuevos personajes como los de María Castro –también en las cocinas de MasterChef- y de Fernando Andina.  En esta sétima temporada los vecinos de la plaza de los Frutos van a ver cómo se levanta un hotel de lujo que no gustará a todos. La arquitectura de Amar se mantiene en su equipo de guionistas. Larga vida.

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