El
entretenimiento vacío
(Artículo publicado el domingo, 23 de setiembre, en diarios del grupo EPI PRESS)
Claro que hay
entretenimiento vacío y entretenimiento lleno, para entendernos. Claro que hay
una estrategia que fluye sin apenas cabeza visible a la que señalar pero que
nace, crece y se desarrolla como esos bichos que lo hacen así, porque sí, y se
apoderan de lo que les rodea porque su biología les marca, les guía, y les
condiciona. Seguro que ya habrá alguien pensando que hablar del poder, hablar
del sistema, suena a cosa añeja, superada, caduca, a términos que ya no sólo no
se usan sino que no se deberían de usar porque son antiguallas terminológicas
que apenas tienen encaje en un mundo tan, tan globalizado. Perdonen que me tape
la boca para no esturrear la risa, el llanto, la rabia, la decepción, y la certeza
de que sí, de que no hay cabeza individual a la que señalar, pero el sistema,
el poder, los grupos de presión, los estrategas planetarios existen como existe
el oxígeno que respiramos y no vemos. Y los tontos útiles que trabajan para el
sistema. El peligroso, ordinario, fatuo, fanfarrón, cretino y maleducado Donald Trump trabaja para esa rueda de
negociantes, sean banqueros, petroleras, empresas de armamento, u opacos
chiringuitos farmacéuticos. De tan obvio, el ejemplo es grotesco. Este payaso
tiene el poder más gordo que su sexo, que es tipo cabeza de hongo según la
actriz porno Stormy Daniels, que se
recrea en el pingajo del estúpido presidente diciendo que tiene la polla como
un personaje de Mario Kart, el vídeojuego de carreras de coches. Un asco,
vamos. La historia está en todos los diarios, radios, y televisiones, por
encima de las sistemáticas masacres que Arabia Saudí ejerce contra la población
de Yemen. La polla de Trump ocupa más titulares que los cadáveres amontonados
en Al Hudeida, Yemen, incluso abre informativos. La corrupción sistemática de
este canalla, su grosera chulería, la zafiedad de su mandato lleva a la
política a un nivel de degradación sólo comparable con algunos programas que
podrían ser intercambiables, mero entretenimiento, despiste social diseñado al
milímetro.
La
laca de Aznar
La tele forma
parte de ese sistema, de esa rueda que perpetúa, esparce valores, vende modelos
de conducta, y hasta se permite posturas que parecen ir contra el sistema, como
enfrentado a él. Pero forma parte de él. La tele crea a sus Marhuenda e Inda, la política a sus Trump o Aznar, que alimentan e incendian informativos, magacines y
tertulias. Las tertulias políticas son peleas de gallos sin reflexión que no
conducen a nada, mero espectáculo de buenos y malos, según el lado que elija el
espectador, una eterna función de moros y cristianos que no hace daño a nadie
aunque esté diseñada para que saltes de tu asiento según hablen “los tuyos o
los otros”. Las comisiones de investigación en eso que llaman, de manera
ridícula y pomposa, la sagrada sede soberana del pueblo, en el Congreso, sirven
para diatribas de vaqueros, escupitajos de chulitos, de adolescentes que se la
miden a ojos vista para demostrar que la suya es la más grande. Qué tristeza el
paso de José María Aznar por la
comisión que investiga la financiación ilegal del PP, qué desprecio al
ciudadano la de este mentiroso compulsivo que negó como Judas la guerra de
Irak, la caja B del PP, y conocer a Francisco
Correa, el testigo de la boda de la princesa Ana Aznar Botella. Junto a Rufián
y Pablo Iglesias formó el trío la,
la, la de las Azores catódicas, disputas tabernarias que sólo sirven para nutrir
los vídeos manipulados de El intermedio
donde Wyoming analiza en profundidad
el inane rifirrafe llevándolo al único terreno posible, el de averiguar, sin
necesidad de máster alguno, el tipo de laca del ex presidente, capaz de
aguantar cuatro largas horas sin que se le moviera un pelo de su arquitectónica
melena, a la que Pablo Casado el
pequeñín tanto adora.
Aramís,
la VIP
Y de golpe, en
columna tan sesuda, mera farfolla con aspiraciones de alta reflexión, llegamos
al meollo, a la cosa, al coño pelado de Aramís
Fuster, manda ovarios, la única VIP de verdad en el aquelarre por
excelencia del entretenimiento vacío que representa Gran Hermano. Los cimientos sociales se han venido abajo, o han
subido a la estratosfera del disparate, la hilaridad, la coña y la tristeza o
la diversión más putera con la llamada de Isabel
Pantoja a Sálvame para hablar de
su niña encerrada, es decir, controlada en esa jaula de celebridades desconocidas
y absurdas. Que la Pantoja llame a Sálvame
después de más de dos mil programas y más de nueve mil horas de televisión
basura en directo es un hito, y la cadena lo sigue celebrando con el derroche
que merece el negocio y la audiencia. Hasta la presentadora, Carlota Corredera, como una virgen
traspuesta de Murillo, fingió al día
siguiente la emoción retardada por “este regalo en mi vida profesional”. Las
malas lenguas dicen que la llamada debería haberse hecho estando Jorge Javier Vázquez para asistir a la
pelea de las dos grandes divas –tipo Aznar y Rufián-, de la gran pelea de
gatas, pero no, el premio se lo llevó, “para hacer historia”, Carlota. Me meo
entera. Pues claro que estamos idiotizados. Pues claro que entre usted y yo
permitimos que nos estafen, que nos tomen el pelo, políticos que hacen política
basura como los mentados y allegados, y claro que usted –yo ahí no me meto, de
verdad- permite que la necia Isa Pantoja
gane a la semana lo que tal vez usted no gana en un año, o una don nadie como
la malagueña Makoke se embolse cada
siete días cerca de 30.000 euros, repito, 30.000 euros, y cuyo doctorado,
máster y tesis es ser, o haber sido, o tal vez volver a ser esposa del sabio Kiko Matamoros, otro eminente experto
en espectáculos fatuos, fuegos de artificio insustanciales, anodinos como la
caterva de cantantes de aluvión olvidables que se preparan para la fama en Operación Triunfo, fama de consumo
fácil, de consumo clínex que La 1 alimenta con la jovialidad de un Roberto Leal entregado a la causa. Que
no pare la fiesta. El vacío exige mucho.
La guinda
Amar
Otra nueva
temporada de Amar es para siempre,
que comenzó el otro día en Antena 3 con incorporaciones de nuevos personajes
como los de María Castro –también en las cocinas de MasterChef- y de Fernando Andina.
En esta sétima temporada los vecinos de la plaza de los Frutos van a ver
cómo se levanta un hotel de lujo que no gustará a todos. La arquitectura de Amar se mantiene en su equipo de
guionistas. Larga vida.
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