Lo sabía
(Artículo publicado el sábado, 14 de febrero, en diarios de EPI PRESS)
No
lo tengo escrito, así que no tienen por qué creerme. Pero lo sabía. Sabía que
si Un tiempo nuevo no levantaba cabeza, y no la levanta, se olvidaría de las
pamplinas que a su audiencia natural se la trae floja y la cadena le echaría de
comer su chute de mierda acostumbrada. Verán. Un tiempo nuevo empezó como empezamos cada enero, con idea de dejar
de fumar, o de no faltar ni un día al gimnasio. Pues el programa que, sosa como
una hoja de parra, presenta Sandra
Barneda, empezó igual. Quería ofrecer a sus fieles algo por lo que sentirse
orgullosos, algo por lo que pudieran decir que en Telecinco ven Un tiempo nuevo sin que se les cayera la
cara de vergüenza. Genial. Adelante. Hay que ganarle el pulso a esa creída, a
esa niñata de La Sexta que no levanta un palmo y se lleva la noche del sábado
hablando en La Sexta noche de
política y economía. Qué rollo.
Pero
hay que estar donde hay que estar, y apostar por la calidad, la información,
los asuntos que preocupan al ciudadano más allá del culo pestoso de Belén Esteban, hay que apostar por
entrevistados del mundo político en un año tan, tan electoral. Un filón. Y
empezó Un tiempo nuevo. Perfecto. Sin
apenas diferencias entre el original de La Sexta y la copia de Telecinco. Pero
las cuentas, en sus casi cuatro meses de vida, no han salido como esperaban los
dueños del garito. El programa sólo ha podido vencer por los pelos al de Iñaki López cuando, billetera en mano,
llamaron al Nicolás ese. La última
edición hizo un 7% de audiencia. Y eso que, a la mierda los propósitos, ya han
metido una tertulia para hablar de la última hora de Gran Hermano VIP. Un despropósito. Ni contenta a una clientela ni a
la natural de la cadena. Y eso lo sabía yo. En serio.
¿Por qué será que diga lo que diga y haga lo que haga, me importa un truño lo que diga este señor? Forma parte de la tertulia de Un tiempo nuevo. No sé si en la que se habla de Gran Hermano o en la que analiza la economía mundial. Nada, no haya nada que se le resista a un coco como el suyo. |
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