miércoles, 11 de junio de 2014

Maldeojos. 4.000 programas



4.000 programas
(Artículo publicado el martes, 10 de junio, en diarios de EPI PRESS)

      Corría el otro día, a raíz de la dimisión del monarca español, un chiste por la Red en el que se decía que la mayor parte de los ciudadanos ha visto sucederse al menos a tres papas, a un puñado de presidentes de Gobierno, a dos reyes, y sólo a un presentador de Saber y ganar. El chiste, como todo lo cómico, es una exageración de la realidad que esconde algo de verdad, en este caso toda la verdad. Saber y ganar es un clásico de la televisión de todos los tiempos, una máquina engrasada que a pesar de sus 17 años de vida no parece que esté cansado. El viernes celebraba una emisión muy especial, la emisión 4.000, es decir, 4.000 días de concurso. Y defendiéndolo desde el principio, la momia más viva de la tele, Jordi Hurtado, el hombre alcanfor, el sujeto que unas veces adoras y otras rechazas porque te resulta un histrión insoportable.

      Misterios de la pantalla. Pero al margen del hecho, y uniendo la celebración a la voz de Saber y ganar, la de Juanjo Cardenal, el hombre sin rostro, el concurso ha sabido seguir interesando a la audiencia, que en el peor de los casos no baja del 8%, es decir, un millón y cuarto de espectadores, una cifra nada despreciable. Es el programa más visto de La 2. Sergi Schaaff, creador y director, es responsable del ritmo, de que no decaiga, de que cada día sea una aventura, de que el espectador decida ponerse frente a la pantalla, y descartando el resto de la oferta, más banal, más fácil, elija Saber y ganar y se divierta con El duelo, Cada sabio con su tema, o La parte por el todo, secciones que salpican de cultura, ironía y suspense el arranque vespertino de La 2. Larga vida.

Equipo de Saber y ganar, con Jordi Hurtado en medio, el homnbre que ha visto pasar ante sus ojos a tres papas, seis presidentes de Gobierno, dos reyes... Y nada, ahí sigue, como si nada, presentando un concurso cultural que sigue vivo, fresco, y que es necesario como el primer día.

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