miércoles, 13 de junio de 2018

Maldeojos. Máxim


Máxim

(Artículo publicado el sábado, 9 de junio, en diarios de EPI PRESS)

     Pues sí, es verdad que suena raro, es verdad que se pueden hacer chirigotas, es verdad que del gobierno de Pedro Sánchez su nombre podría chirriar, es cierto que todo eso es cierto. ¿Por qué el nombre de Máxim Huerta ha provocado tanta polvareda, quizá la única polvareda de un Gobierno que ha dejado con la boca abierta a la mayoría, incluso a la oposición, que ha tenido que hacer esfuerzos para oponerse con palabrería hueca y sobreactuaciones, como las del siempre exagerado Rafael Hernando del PP? ¿Por qué? ¿Por qué Máxim Huerta como ministro de Cultura ha sido el más cuestionado? Hago una reflexión. Margarita Robles, flamante ministra de Defensa, viene de la judicatura.  La jueza, o ex jueza, no ha cogido un fusil en su vida –permítanme la chocarrería-, y que yo sepa nada tiene que ver con el mundo marcial. Pero, como pasó con Dolores Cospedal, que tampoco era militar, nadie la ha cuestionado.

     Insisto. ¿Por qué se rechaza o al menos ha generado comentarios de mofa y retintín si se trata de Máxim Huerta, escritor y periodista, como ministro de Cultura? Podría decirse como también se ha leído en las redes en tono irónico, “un escritor, ministro de Cultura, ¿qué será lo próximo? Parece claro. Máxim Huerta en la cartera de Cultura ha generado tanta controversia y perplejidad porque viene del mundo de la tele, viene de programas informativos, y también del entretenimiento al lado de Ana Rosa Quintana. En lo suyo es una reina, pero en el mundo cultural -¿y cultureta?- el desprestigio de la televisión es evidente, y Máxim Huerta viene de ahí. Esa es la clave. No hay otra. Dejémoslo trabajar y ya veremos. Por cierto, Pedro Sánchez ha noqueado incluso a los propios. Ole y ole.


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