jueves, 12 de septiembre de 2013

Maldeojos. El papa loco



El papa loco
(Columna publicada el martes, 10 de setiembre, en diarios de EPI)


      Seguro que usted también lo ha dicho. Este papa está loco. Hablo de Francisco, nombre artístico de Jorge Mario Bergoglio. Su inesperado nombramiento ya auguraba, con este cardenal jesuita argentino, un cambio en la institución que hoy maneja. Pero no tanto, señoría, o excelencia, o majestad, o como se le llame al faraón de los católicos. Santidad, se le dice Santidad, me apunta Google. Dicen que la curia, es decir, el ronroneo de gobernantes empalidecidos por el estrépito de sus cuerpos fofos cayendo por los ventanales del Vaticano, furiosos por haberles sido arrebatado el poder con melifluas sonrisas de mariquita ojerosa, que se mata a pajas y a rosarios, para compensar, está que se sube por las espirales del baldaquino de Bernini

       A España también ha llegado la ola fresca que se escapa por las rendijas asfixiadas de los portalones de aquel Estado oscuro, conspirador, y más temeroso de perder la comba del poder y la moral que del dios al que nombran en vano. Rouco Varela no es de la órbita de un papa que asegura no ser nadie para juzgar a los gais, una de las frases más efectista de su apostolado. También ha pedido respeto para otras creencias, y está hurgando en los dineros de ese selecto club de potentados con sotanas, es decir, se está metiendo en unos zarzales que quizá le chamusquen su pulquérrimo hábito. También ha contratado como asesora a Francesca Chaouqui, explosiva joven de 27 años de origen marroquí de falda corta pero de lengua larga. Y lo último. Que a ver si la guerra contra Siria no es más que la excusa para vender armas, dice. Este tío está loco. Pero me gusta.

En este cuatro latas se mueve el señor Francisco por el estado Vaticano, según supimos ayer por una información de El País. Otro dato más que juntar a la lista de "dislates" que este tipo va sumando en su camino hacia ¿el precipicio?. No olvidemos que el papa es el papa, y no tocará una coma que afecte a su férrea institución, a los dogmas que la mantienen, pero es verdad que sus gestos -y va teniendo muchos- lo apartan del camino de los anteriores pontífices. A mí, por lo menos, no me desagrada tanto este religioso de tan alta jefatura como lo hacían sus predecesores, que me producían urticarias.


No hay comentarios:

Publicar un comentario