viernes, 6 de septiembre de 2013

Maldeojos. Corazón contento



Corazón contento
(Columna punblicada el jueves, 5 de setiembre, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)


       No sé qué me está pasando, si me está pasando algo, si ya no tengo remedio, o lo que voy diciendo es una estúpida disculpa, como si escribir que me gustó Vive cantando,  que estrenó el martes Antena 3, me diera vergüenza, o mi carrera como comentarista avinagrado se viniera abajo con estas veleidades. Tampoco sé, y es cierto, si me gustó entera la serie, alguna parte, las actuaciones pero no el guión, el guión pero no la puesta en escena, la puesta en escena pero no los actores, o sólo me gustó María Castro, que me cautivó como la putona con corazón en Sin tetas no hay paraíso. María Castro es una de las actrices españolas que mejor sabe llorar. Y reír. En Vive cantando llora y ríe como hay que llorar y reír, como si fuera verdad. 

      La serie es sentimental, es decir, que habla de amor, pérdidas, cariño, entrega, y tiene representados todos los tramos de edad, o sea, niños, adolescentes, maduritos, y más cuajados, cada grupo con su lío, y va de eso que a veces tiene tan mal ver, el buen rollito, el optimismo. Seguro que me canso pronto, y que el karaoke del barrio me resultará una horterada, seguro. Viéndola tuve la sensación de que te gusta algo que no debería de gustarte. ¿A ustedes les ha pasado alguna vez? Por ejemplo, el Gobierno ve brotar la yerba porque hay 31 personas menos en el paro, repito, 31. ¿A que Cospedal, Rajoy, y Fátima Báñez tendrían que haber llorado a moco tendido en vez de alegrarse como desvergonzados con estos datos? Pues con la serie, igual. Pero si hasta escuché el Corazón contento de Marisol. Es mi talismán contra la tristeza. Y no me da vergüenza.


María Castro. Me cautivó como La Jessi de Sin tetas no hay paraíso, me creía sus lágrimas y me creía su risa. Ahora, como La Trini de Vive cantando me sigue tocando alguna fibra que hace que me ría o me entristezca. Claro que encuentra uno fallos en esta serie, claro que antes de ver lo que viene ya lo habías adivinado porque resulta obvio, claro que se nota el decorado, claro que a veces es un pastelón, lo que se quiera, pero estoy en un punto en que me da igual.



 Aquí os dejo un enlace con una versión de Corazón contento, de quinto de arqueología, tierna y poderosa, en un mano a mano entre Palito Ortega y Marisol.

Y aquí otra, que tampoco tiene desperdicio, de una escena de una de sus película donde aparece Jaime de Mora y Aragón. La cosa es tremebunda, pero Corazón contento brilla con luz propia. 

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