sábado, 24 de agosto de 2013

Maldeojos. Qué chulos



Qué chulos
(Columna publicada el sábado, 17 de agosto, en periódicos de Editorial Prensa Ibérica)

      Oh, qué chulada la poesía, Benedetti y este tipo de gente ha hecho cosas muy bonitas por el mundo, como regalarnos frases bien escritas y bien compuestas que son una oda para el corazón y un regalo para el oído. Mientras semejante imbecilidad, cursilona y taruga, la decía el presentador, se oía una musiquilla aún más ramplona y estúpida para subrayar el momento que a don Mario, el hombre tranquilo, le hubiera hecho sacar un par de pistolas y darle con ellas un pescozón al simpático charlatán. El simpático tal es Raúl Gómez. Ya lo sé. No tienen ni idea. Tampoco importa mucho. Ha hecho sus cosas en programas que requieren metralla de gente con un perfil claro, es decir, entre actor, reportero, y humorista, y por eso lo hemos visto en Channel Nº4, Otra movida, o Así nos va. Una chulada de fracasos. Uno detrás de otro. 

      Pero al simpático colaborador le ha dado Cuatro toda su confianza, y junto a Miguel Martín –ni se molesten, yo tampoco puedo ubicarlo-, presenta Negocia como puedas. Es lo mismo que Lo sabe, no lo sabe, pero de otra forma. Qué quieren que les diga. Va del arte del regateo. Los presentadores, que se reparten el minutado con más sentido de la justicia que Bárcenas el dinero con sus colegas del PP, se reparten a los concursantes diarios del programa, dos por entrega, saltando de un plano a otro. Uno en Madrid y el otro, por ejemplo, en Málaga. Por cierto, se me calló el alma a los pies cuando un señor aseguró que se gastaría los 100 euros por la respuesta acertada en pagar la luz. De golpe le dio al concursito sin aspiraciones un puñetazo de realidad que tembló la pantalla. Ver Negocia como puedas no molesta, pero sí, los poemas de Benedetti son más chulos. 

En efecto, el tal Raúl Gómez es de los que, para la foto, adelantan el dedo, te apuntan con él, hacen el signo de la victoria, o elevan el pulgar como el "Me gusta" del Feis... El otro es Miguel Martín... Van de chulitos, pero qué va, los versos de Benedetti son más chulos.

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