sábado, 24 de agosto de 2013

Maldeojos. El inframundo



El inframundo
(Columna publicada el domingo, 11 de agosto, en periódicos de Editorial Prensa Ibérica)

      Hola, amigos, dice colgado como una mona de un arbusto que parece salir de la pared de roca de un precipicio Jesús Calleja, bienvenidos a Desafío en el abismo, una experiencia radical en la que 10 jóvenes, sin ningún tipo de preparación, descenderán a las profundidades del inframundo. Vuelvo a repetirlo. Quien habla es el aventurero Jesús Calleja, el de los picos del Himalaya, los tornados de Oklahoma, o los desiertos más desiertos de donde quiera que haya desiertos extremos. No confundir con Íker Jiménez, el aventurero de Cuatro que también habla de las profundidades oscuras del inframundo. Después de esa entradilla del programa de Cuatro, sigue la cabecera con imágenes de chicos y chicas tirándose, resbalándose, lanzándose, o algo así, pero en plan muy, muy extremo, de un helicóptero hasta las aguas de un lago. 

      Seguro que allí abajo está el inframundo. Lo que pasa es que estas exageraciones de afán dramático fueron vapuleadas, es decir, ridiculizadas, desde la comicidad porque enseguida recordamos a las morsas de Supervivientes, sea Juan el Golosina, sea Rosa Benito, hacer lo mismo para llegar al inframundo de la isla donde comían cáscaras de almejas o raspas hervidas de pescado. Jesús Calleja sigue a su rollo y dice que los concursantes, porque Desafío en el abismo es un concurso, vivirán una aventura por los lugares más inaccesibles de Méjico y Guatemala que les sumergirá en el apasionante mundo maya. Me quedan apenas unas líneas, y aún no ha terminado el presentador su cantinela de acojonante presentación con miedos, riesgo, peligro, esfuerzo… antes de bajar a la oquedad, a las aguas del inframundo. Pues nada, a disfrutarlo. Pesado.

Un momento del programa, que no pierde ocasión para resaltar tensiones, problemas, peligros, y situaciones extremas que son sólo exageraciones de postproducción.

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