El árbol
(Artículo publicado el martes, 28 de mazo, en diarios de EPI PRESS)
Qué buena idea,
qué gran idea la de El árbol de los
deseos, que emite La 1 después de Jugando
con las estrellas la noche del sábado. En un mundo donde el yo es una bola
tan gigante que mucha gente no puede ni manejarla porque “primero soy yo,
después yo, y después yo”, el programa que presenta con festivo y contagioso
desparpajo Edu Soto plantea todo lo
contrario. Se le pide a los críos que pidan un deseo, pero no para ellos sino
para otra persona, su madre, su abuela, quien sea, pero no “primero yo”. Y sí,
es emocionante. Que mi madre vaya a ver a mi abuela a Bélgica, que hace mucho
que no se ven. Que mis abuelos vayan de vacaciones a un sitio donde no les
llueva siempre. Que mi madre no trabaje tanto. Que mi abuela visite al fin el
Santiago Bernabeu. O que mis padres
pasen una noche en un hotel de lujo ya que cuando se casaron no pudieron
hacerlo, como deseó Jimena este sábado a sus padres, que se alojaron en el
Alfonso XIII de Sevilla.
El equipo del
programa llega a un colegio, les explica a los niños la mecánica, es decir, que
escriban un deseo pensando en alguien, y luego lo cuelguen en un árbol a ver si
es elegido. A partir de ahí se desarrollan los tres o cuatro deseos que
siempre, como es de esperar, sorprenden a “las víctimas”. Si yo fuera niño me
gustaría subirme con Edu Soto a ese árbol, que eligieran mi deseo, y poder
hacer feliz por un momento a alguien. El
árbol de los deseos es un formato simple, un programa que tiene una parte
pedagógica muy destacable ya que se propagan valores que no suelen darse en
otros programas, en la publicidad, y mucho menos en la vida real. Si yo fuera
niño desearía que tú…
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