miércoles, 19 de abril de 2017

Maldeojos. ¿Desproporción?



¿Desproporción?
(Artículo publicado el jueves, 13 de abril, en diarios de EPI PRESS)
     Me enteré de la muerte de Carme Chacón casi a las nueve de la noche del domingo, o sea, unas pocas horas después del triste suceso. En cuanto te descuidas de los medios, de las redes, y me suelo descuidar a mucha honra, puede saltar la liebre en forma de ay. Me paralizó la noticia. No sabía, o no recordaba, que padecía cardiopatía congénita, y que la mujer, gran batalladora, llevó ese lastre consigo sin atarle demasiado. De hecho me enteré de que los médicos le habían dicho que sería difícil que llegara a ser madre, y ahí está, todos tenemos la imagen de la mujer embarazada. De lo personal, fue mamá de Miquel, ahora con 8 años, a lo público. Y lo público tiene la cara de una mujer con un barrigón del quince, preñada de 7 meses, que se fue a Afganistán a visitar a las tropas españolas y, frente a los militares, sin aspavientos marciales, pero con la convicción que da el poder civil en democracia, ordenó el mítico, “capitán, mande firmes”.
     Era abril de 2008. Zapatero hacía cinco días que tuvo el coraje de nombrarla ministra de Defensa. Era la primera mujer que dirigía un ministerio tan, tan señalado como de machos. Su imagen frágil pero decidida, preñada, pasando revista a las tropas, nos emocionó y dio la vuelta al mundo. Esa línea de la historia ya es suya. Los medios, sobre todo la tele, se han acercado a la socialista desde todos los puntos de vista y han destacado múltiples facetas de su trayectoria. Alguno de esos programas –Espejo público, Al rojo vivo, Más vale tarde, Los desayunos, y muchos minutos en todos los informativos- fueron casi monográficos, rendidos a figura tan mediática. ¿Tratamiento desproporcionado? Comparado con la muerte de un investigador, sin duda.


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