viernes, 18 de agosto de 2017

Maldeojos. Morralla



Morralla
(Artículo publicado el jueves, 17 de agosto en diarios de EPI PRESS)

     Se veía venir. El invento ese de Telecinco, Mad in Spain, de la manita de La fábrica de la tele, que sabe lo que le gusta a la manada que sigue la cadena, no sólo no acaba de cuajar sino que se va desintegrando. Por si no lo saben, Mad in Spain es un programa de debate –perdonen que esturree saliva, pero hay carcajadas incontrolables- , entendiendo por debate lo que Telecinco entiende por debate. Creo que me explico. Hace unos días, es decir, el domingo pasado, ante los miles y miles de millones de espectadores que se tragaron sin rechistar el encuentro entre el Barcelona y el Real Madrid, el globo de Mad in Spain, que vino después, no sólo no arrendó las ganancias de semejante festín sino que volvió a rozar el ridículo en audiencia. Jordi González, su presentador, experto de primera en detritos parecidos –La noria, Moros y cristianos, Supervivientes, y por ahí-, trata de elevar la cochambre avivando las brasas de los colaboradores para luego, teatral y distante, llamar la atención por sus salidas de tono. Un asco, vamos.
     Los colaboradores del mojón saben que el sueldo les va en su impudicia y capacidad para el lío, la jarana, el grito, el mal gusto y la provocación. En la última entrega, gran dama de la basura trufada con alguna pátina de intelectualidad fatua, Lucía Etxebarría tuvo que contar que en unos sanfermines le robaron el parné mientras se la follaban viva en plena calle porque estaba más colocada que una pava en un molino de trigo. Se habló del desbarre en las fiestas patronales de los pueblos como uno de los temas del “debate” de la noche. O sea, morralla para morrallas la noche del domingo. Pues ni así Mad in Spain despunta.




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