jueves, 21 de febrero de 2013

Maldeojos. Fuga de cerebros. 21 de febrero de 2013



Fuga de cerebros
      
     El primer día de emisión hizo unos datos de audiencia sorprendentes. No porque José Mota no pueda hacerlos, que siempre los hizo en La 1, sino por hacerlos en Telecinco, y compitiendo con Cuéntame, un poco más tocado, pero el rey del jueves, con permiso de Juan Carlos de Borbón, que anda el hombre con la corona fastidiada. Fichar a Mota fue una extravagancia de Paolo Vasile. Casi una chulería. Su gran charcutería trasiega con productos de baja calidad, muy rentables, sí, pero que no pasan el control mínimo de comensales con el gusto acostumbrado a platos con diversidad nutricional. Telecinco es lo que es, y da lo que su público consume. Es su negocio. La segunda entrega de La noche de José Mota perdió 3 puntos de audiencia. No alcanzó los tres millones. No es mal dato, tal como está la feria. ¿Se puede sacar conclusiones? 

      Se puede. Si los del PP son capaces de explicar un día una cosa sobre su empleado Luis Bárcenas y al siguiente, con la misma convicción, lo contrario, estamos en condiciones de sacar las nuestras sobre este asunto, tan menor. La audiencia de Telecinco está hasta la nuca de programas de humor. Visto desde fuera, con mirada infiel, toda su parrilla es una humorada. José Mota se disfraza de Rubalcaba, de Mercedes Milá, de Garci, y hasta consigue parecer más serio que el cómico Íker Jiménez. Es cierto. Pero competir con la propia cadena y sus humoristas es más duro que hacerlo contra Ana Duato e Imanol Arias. A ver cómo superas la visita de Yola Berrocal a un establo de la cadena diciendo que se va de España y que su caso es otro más “de la fuga de cerebros” en este país. Tiembla Rajoy, se nos van los mejores. Tiembla, Mota. Supérala.

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