martes, 23 de febrero de 2016

Maldeojos. El regreso



El regreso
(Artículo publicado el martes, 16 de febrero, en diarios de EPI PRESS)

      Ha vuelto. ¿O en verdad es que nunca se fue, al menos en espíritu? Ha vuelto a la casa del señor Carlos Dávila, aquel imprudente periodista, casi acosador cuando las cosas no venían como él quería, representante de una derecha asilvestrada y rabiosa, maestro de componendas e inventos, que presentaba en La 2 El tercer grado en la época gloriosa de José María Aznar, cuando las condenas por manipulación informativa alcanzaban el grado de vergüenza nacional e internacional. Este señor fue levantado de su sillón con el nuevo aire que llegó a la televisión pública, donde ejemplares como el menda no tenían cabida. Pero no perdió el tiempo. Fue captado por la órbita de Intereconomía, una de las drogas entre duras y cachondas del periodismo, sobre todo versión televisiva, donde El gato al agua fabricaba momentos de hasta aquí hemos llegado, os vais a enterar.

      En papel, el señor Dávila se hizo con La Gaceta. Para entendernos, si La Razón es como el delirio perpetuo donde vive el fullero Marhuenda, La Gaceta de Dávila era la cueva donde se inventaba el mundo al margen del mundo. O algo así, no me hagan mucho caso. No es tan importante. Lo cierto es que ha vuelto. Carlos Dávila ha vuelto a su redil natural aprovechando, quizá, que a la actual dirección de TVE le quedan cinco o seis manipulaciones más. Le han dado un programa no político, para que nadie se ponga farruco y critique la decisión como la de un cacique. Se llama El ojo clínico –he leído que gana 1.700 euros por emisión, calderilla, mendrugos de pan comparado con los 600 euros por programa que llegó a cobrar cada día Mariló-. ¿De qué va? De enfermedades. La primera entrega se dedicó a la depresión. Así es. Ver a Dávila te hunde, sin remedio.
Aquí está. Carlos Dávila. Qué ojo clínico tiene TVE para contratar a su gente. Claro que no es casualidad, hombre.

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