martes, 19 de agosto de 2014

Maldeojos. La Campos



La Campos
(Artículo publicado el domingo,  17 de agosto, en diarios de EPI PRESS)

      Dicen que la Campos, doña María Teresa Campos, tiene un nuevo amor. A mí, en otras circunstancias, me importaría un truño que la señá Campos tuviera uno, cinco, o veinte amores, viejos o nuevos, y ahora también, por qué negarlo, pero ahora se dan otras condiciones, las que paso a contar. Hay que ver en esta malagueña a una guerrera de las de mucho coraje. En su vuelta a Telecinco, cuando Paolo Vasile le perdonó sus improperios, nadie daba un euro por ella. Era una presentadora pasada, de aire caduco, de maneras poco elegantes, vamos, una mari de la tele. Pero hete ahí que hizo de ¡Qué tiempo tan feliz! un programa caduco, de maneras poco elegantes, vamos, un formato para maris, pero un programa que se ha hecho el fuerte recordando a artistas de “ahora y de siempre”. Y ella también. Ella también se ha hecho fuerte.

      Un día lleva a Karina, otro enseña la boda de una de sus hijas, y otro se lo pasa bomba con Bigote Arrocet, aquel humorista pesadísimo que vino de Chile, hizo pamemas, y se convirtió en uno más de los chistosos sin, qué le vamos a hacer, chiste alguno. Pues bien, como la doña apenas tiene tiempo pa ná, el último amor es el tal Bigote, que la fue camelando en sus diversas visitas al tablao de la Campos. Con su pan, y pelos –del bigote- se lo coman. Dicen que en su vuelta al curro, tras su corrido amoroso en Canarias con el del bigote, alguien le preguntó por ese amor. Y la jefa de pista dio un respingo, el de quien se pica y molesta por semejante pregunta de una de sus colaboradoras. Es el cazador cazado. A lo que voy, que me importa poco si la Campos habla de los otros o de ella misma. Esa no es mi guerra. 

No te hagas la loca porque seguro que ya has visto la imagen. Dos tortolitos amándose. Perfecto. Pero la señora es la misma que lleva su vida entera dándole al pico... sobre los demás.


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