viernes, 4 de abril de 2014

Maldeojos. De funeral



De funeral
(Artículo publicado el jueves, 3 de abril, en diarios de EPI PRESS)

      El funeral de Estado podría convertirse en un género. Un género que los abarcaría todos. De humor, terror, intriga, hiperbólico, surrealista. El último se montó a gloria de Adolfo Suárez, muerto al que ya le da igual lo que digan, cómo lo digan, quién lo diga, y lo que pase en el patio de butacas. El funeral de Estado por alguien le importa un carajo a ese alguien. Es cosa de vivos. Todavía, en España, lo solemne pasa por la puesta en escena de una eficaz productora como la iglesia, campeona de la dramaturgia operística, cosa demencial en un Estado aconfesional –ay, que se me escapa el pis como en el anuncia a Concha Velasco- Es urgente que los fontaneros del lado creativo del Estado se inventen con urgencia una puesta en escena laica, aunque nos privemos de la imagen turbadora de un varón con sayos bordados en seda y mitras bañadas en oro. Una monada. 

      Sin cámaras no hay espectáculo, y como en el funeral por Suárez las hubo, lo hubo. El realizador apenas pudo evitar el abrimiento de boca leonino del ministro Margallo, el maquillaje casero de Mariloli Cospedal, que podía haberse puesto su peineta en tarde tan cañí, los colgajos del pescuezo de Aznar, el morenazo insultante de González, o la grisácea palidez de Rajoy. Qué gran tarde de televisión. Don Estado divirtiendo al pueblo. ¿Vieron a Juan Carlos de Borbón, a las pocas horas de que Pilar Urbano hablara de que el Rey estaba en el ajo golpista con Armada, tratar de parecer tieso? ¿Escucharon sin asomo de arcada al teatral Rouco Varela hablar de concordia con una mano y con el muñón de la otra de guerra civil, él, que guarda gasolina en sus ojos? Que siga el espectáculo. 

El jefe de Estado al lado de Rouco Varela, con sus jaiques alucinantes. Me puede hasta el arrebato el cucurucho dorado. Y me puede su verbo, tan modoso, tan cristiano, tan de juntarnos tos y celebrar la vida, tan ecuménico, vamos, un bendito este pájaro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario