viernes, 20 de abril de 2018

Maldeojos. No la lió


No la lió
(Artículo publicado el martes, 17 de abril, en diarios del grupo EPI PRESS)

     Estrenó La Sexta el domingo por la tarde Liarla Pardo con Cristina Pardo, traviesa y gamberra, cómoda en su papel de montar cirios y de liarla en el plató con los invitados. Ha hecho bien la cadena en abrir esta ventana dominical con un formato en directo que, como tiene su colega Telecinco en las antípodas de sus contenidos, se puede adaptar a la actualidad, a lo que suceda en el país durante el tiempo de emisión, algo sustancial, el de la información, con La Sexta. Liarla Pardo, como se dice en la promoción, aúna frescura, diversión e información, y Cristina Pardo tiene el perfil de periodista ideal para ese cometido. Ver la lista de colaboradores, de Roberto Brasero a Gonzalo Miró, de Jesús Cintora a Mikel López Iturriaga, no sólo te da  pistas sino que es garantía de que la diversión puede ser cosa muy seria, de alto nivel.

     Hasta aquí la teoría. Vayamos con la realidad y lo que pasó de verdad en Liarla Pardo cuando comenzó el programa. A los 40 minutos me dieron ganas de apagar la tele, o de cambiar de canal. ¿De verdad que hacía falta tratar en este magacín, por más cachondeo que se le eche al caldito, lo del máster de Cifuentes o las pensiones, asuntos que no se han caído de la cadena en semanas y en el resto de programas e informativos? No, en serio. Esperaba otra cosa. Subió el nivel del interés con la llegada de Luis Troya, que trató con humor, pero informando, el desamparo y la desnudez que tenemos en las redes sociales. A partir de ese momento parece que Liarla Pardo, quitado el lastre político al ser tratado sin apenas puntos de vista novedosos, empezó a volar con más frescura. Hay que ajustar la máquina, equipo. Entonces sí, entonces la liaréis la tarde del domingo.




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