lunes, 18 de diciembre de 2017

Maldeojos. GH, el cadáver



GH, el cadáver
(Artículo publicado el sábado, 16 de diciembre, en diarios de EPI PREES)

     Puedo asegurar, y aseguro, y puedo decirlo con orgullo y satisfacción, y lo digo, que el jueves acabó Gran Hermano y no conozco a ninguno de los encerrados, no sé ni uno de sus nombres, no conozco si han defecado mucho o poco, si han fornicado o no debajo de sus seminales edredones, no he estado al tanto de sus absurdas peleas, si han estado o no dirigidos por el pinganillo y han actuado o no a golpe de guión, y aunque a esta hora se sabe quién ha ganado “la edición menos vista de la historia” del mojón de Telecinco, en palabras de su presentador, Jorge Javier Vázquez, puedo asegurar y aseguro que me importa tanto ese nombre como la mediocre carrera que empezará por los platós de la cadena, con fecha de caducidad y con el fracaso pegado al culo. Ya se rumorea que ha sido tanta la debacle del formato que, después de 17 años, manda cojones, es posible que se cancele para siempre, aunque también me importa poco.

    El propio presentador de esta edición, con lúcida sinceridad, advierte de que, además de otros errores –de cadena, productora, elección de concursantes, cambios en la dinámica del Gran Hermano clásico, supresión del canal que los vigilaba 24 horas- es posible que él tenga mucho que ver en “que no cuajara”, es decir, reconociendo de forma implícita que el sello, la marca, la manera entregada que tenía Mercedes Milá, para mí terrible y vejatoria para su carrera, él no ha sabido mantenerla. El señor Vázquez se identifica con Sálvame, y verlo en Gran Hermano puede despistar a los fieles del clásico. Pero vamos, que me da igual. Allá Telecinco. El jueves, frente a los cadáveres de GH, elegí la divertida y tensa trama de Estoy vivo, que cerró temporada con la cabeza bien alta en La 1.


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