lunes, 4 de diciembre de 2017

Maldeojos. Esclavos



Esclavos
(Artículo publicado el sábado, 2 de diciembre, en diarios de EPI PRESS)
     Hombre fuerte, grande, especial para el trabajo agrícola, dice una voz árabe que parece dirigirse a un corro de gente. 400, dice alguien en la distancia, 700, se oye a otro, ¿800?, se pregunta la primera voz, 800, afirma al final. Las cantidades son el precio del ganado humano que se subasta en Libia y que procede de los países que dejaron, de Gambia, de Mali, Ghana, Burkina Faso, buscando una vida mejor. En las imágenes se ve ese ganado sonreír como sólo sonríe alguien que sabe que tiene orgullo y dignidad pero que ahí, en ese lugar, en ese momento, no tiene valor. La subasta de esclavos ha sido desvelada por la CNN, que logró introducirse en una de las redes mafiosas que trafican con personas como se trafica con cocaína, con productos de imitación o con putas del Cáucaso, que al final es lo mismo. Vi las imágenes en un informativo, quizá en varios, tal vez en todos, no estoy seguro, pero lo cierto es que seguí con mi vida y esa historia la consumí como si fuese un titular más.
     Estoy seguro de que quizá usted también sabe de esa tragedia y sabe de qué hablo, y que sigue con su vida, como no puede ser de otra manera. Y ahí es a donde quiero llegar. Yo no sé qué puedo hacer como ciudadano para revertir la esclavitud a principios del siglo XXI, pero sé que tampoco me puedo quedar así, quieto, mirando a otro sitio, formando parte de una sociedad anestesiada en un tiempo en que las noticias forman parte del entretenimiento y el consumo. Eso lo saben los gobernantes, los responsables de no poner remedio a la tragedia. Yo he firmado una iniciativa en Change.org sobre el asunto. Tal vez sirva de algo. Tal vez sólo sea otra forma de anestesia, pero…


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