martes, 21 de noviembre de 2017

Maldeojos. Lo sabía



Lo sabía
(Artículo publicado el jueves, 16 de noviembre, en diarios de EPI PRESS)
     Lo sabía. Era cuestión de días, era cuestión de entregas. Ha sido a la segunda. No puede resistirlo. Hablo de Samanta Villar. Lleva muchos años haciendo el mismo programa. Se llame como se llame. Empezó a dar la cara, y a darnos la tabarra, con 21 días, pero como ahí no aparecía su nombre, y eso no lo soporta ella, en las siguientes copias, 21 días se llamó Conexión Samanta o, ahora, Samanta y… Lo sabía. Era cuestión de días, era cuestión de entregas. Ha sido a la segunda. No ha podido esperar más, y la segunda entrega de Samanta y… ha estado dedicada, como no podía ser de otra manera, al sexo. No sé si le queda rincón que abordar del “tema”. Seguro que sí, ella es “asín”, lleva el periodismo en las venas, en su mirada, en su talante, y si hay que seguir investigando sobre sexo, se investiga. Pone su cuerpo y su coco al servicio de la causa.
     En Samanta y… el sexo, la señora se dejó manosear por otra señora que se ofrece a acariciar a quien no puede hacerlo, y si llega el caso le masturba porque ella es una “asistente sexual” que sabe separar muy bien el placer del trabajo. La sabuesa Samanta dio con un chico que necesita ayuda para todo –se tiró a una piscina con poca agua, y se le jodió la columna-, que contó que solicita asistentes sexuales para sus cosas más íntimas. También habló con Jorge Javier Vázquez, que contó detalles que a nadie le interesan. Visitó a una pareja de chicos que viven en Berlín y practican un sexo de puertas abiertas en su casa. Y también un prostíbulo de muñecas en Barna. Joder, tía, echar un polvo con las putas muñecas te sale a 100 euros. ¿Han terminado ya los temas del sexo? Qué va. Samanta es insaciable. Y Cuatro muy exigente con la basura. 

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