lunes, 3 de octubre de 2016

Maldeojos. El granjerito



El granjerito
(Artículo publicado el sábado, 1 de octubre, en diarios de EPI PRESS)

      Quiero que me lata la chispita del amor. Espero que empezar así no me cause un trombo de entusiastas “carlistas” enfadadas conmigo –también los hay ellos- por hablar mal de su rey, Carlos Lozano. Vayamos por partes. Hace una eternidad, como todo lo que pasa en televisión pasadas unas semanas, vimos a un resucitado Carlos Lozano entrar a esa cochinera llamada Gran Hermano, por muy VIP que sea. Al parecer el tipo no quería, ni podía, dejar pasar la oportunidad de volver a la vida catódica porque en ello le iban sus habichuelas, es decir, podía convertirse en otro Andoni Ferreño, Santi Acosta, u otra Paula Vázquez a los que se tragó la tierra. En la lista, aunque hace sus cosas en la tele autonómica del PP murciano, podríamos meter a Antonio Hidalgo, aparcado en tardes garrulas, tediosas, y delirantes.

      Total, que Carlos Lozano no ganó Gran Hermano pero ganó un empleo. Bingo. Ahora Mediaset le ha vuelto a dar la vara de Granjero busca esposa. Está haciendo discretas audiencias –hablamos de 1.261.000 espectadores, o sea, tranquilidad, “carlistas” -. Digo esto porque hace poco algunos fieles se tiraron a mi cuenta de Twitter para que me tragara mis palabras por decir que el programa es una basurilla que apenas veía nadie. Me reafirmo. Granjero busca esposa es un programa facilón donde el machismo más encabronado campa entre los señores más casposos que siguen viendo a la mujer como una hembra que ha de estar al servicio del jefe de la tribu espoleados por un presentador que se quedó en las maneras de los noventa. Digo lo que dije. A Carlos le da igual. Está otra vez en circulación. La vida catódica es dura.

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