Del puticlub a la frontera
Llegó a la
televisión nacional por la puerta grande, aunque no le dieron programa propio
hasta que demostró que podía ser “chica España directo” contando tonterías en
riguroso ídem para decir que la playa hervía de calor en agosto y que en enero
hacía mucho frío en la montaña. Ya saben, un programa potente de actualidad. Ya
no se hacen programas como aquellos. Pero Samanta
Villar demostró tener ovarios y forjarse un futuro. Cuatro la llamó para
que pasara 21 días en lo que le
saliera del bolo aunque nadie le pidió que enseñara la pechuga. Se tiraba 21
días sin dormir y aparecía zombi enchufándose a sí misma con su camarilla. O 21
días fumando canutos y aparecía con una trompeta del copón echando humo de marihuana
porque “como no es lo mismo contarlo que vivirlo” ella se ponía hasta el culo
delante de la cámara hasta conseguir un pedo del carajo. También fueron muy
divertidos sus tres semanas –bueno, bueno, chata, no fumes más- entre cartones,
en una chabola, o como un paria sin papeles. Haciendo de inmigrante entre los
invernaderos almerienses, vestida de señorita fina para hacer la entradilla del
programa, soltó su frase preferida. España encabeza el ranquin… de inmigración
ilegal, de consumo de cannabis, de prostitutas, de periodismo marrullero y
sensacionalista, guapa, esto lo digo yo. Paréntesis. ¿Será marrullería de
ciudadano con el colmillo machacado decir que no me creo, ni vivo ni muerto,
que el murciano Ramón Luis Valcárcel,
todo un señor presidente autonómico, tiene en su cuenta corriente 122 eurillos?
Por los clavos de las puertas desahuciadas que lo ha declarado. Con un par de
cojones. Así me convirtieran en el Diego
Morgado que ha hecho de Cristo en La
Biblia de Antena 3, aupando a la cadena a un “histórico” empate de
audiencia con Telecinco el mes de marzo, no me lo creo. Que me den latigazos,
que me crucifiquen y me escupan, no me lo creo. Eso sí, tengo por costumbre
ayudar al necesitado. Así que si el tal no quiere ir a Jesús Abandonado –centro
de acogida en Murcia para criaturas de Dios en apuros- en mi casa tendrá un
plato de sopa.
Emocionante momento. Samanta, convertida en Barbie Detective. |
Sórdidas miradas
Es urgente que Adela Úcar, la nueva reportera que vive
en carne propia lo que vivía Villar en 21
días viaje a Murcia y se convierta durante tres semanas en presidenta de la
Comunidad para que sepamos lo duro, difícil y angustioso que es vivir con la
zozobra de no saber si podrás pagar la luz, llenar la nevera, o tomarte una
caña a pesar de ganar más de 80.000 euros. Pero los milagros existen. De hecho,
el pobre de solemnidad ha tenido una suerte acojonante. Con ese saldo medio ha
conseguido que un banco le preste 750.000 euros. ¿Qué me dicen? Samanta Villar,
que es de lo que hablábamos aquí, por más que ahora siga en Cuatro en un
declive tan acojonante como las penurias de Ramón Luis, tendría que dedicarle
una Conexión Samanta por ver qué
conexiones pilla al vuelo la cazadora de historias chuscas. Es que verán,
Samanta Villar se cansó de hacer el chorra en la mascarada de ser indigente,
inmigrante, no comer, o ir al gimnasio, y tiró hacia arriba, es decir, ya que
tengo que hacer el ganso, lo hago dándole gustillo al ojo, que no al cuerpo. Y
se convirtió en una mirona. Y se fue a Miami a ver cómo follaba Marco Banderas en sus películas porno.
Y se metió en un burdel para ver cómo se lo hacían las señoritas. Y se amistó
con un chulo de señoras con perras para ver cómo se lo montaba con las damas.
¿Me siguen? Esa es la nueva Samanta Villar. Más sucia. Más sensacionalista. Más
amarilla. No porque el sexo y sus aledaños lo sean, que no, ni mucho menos,
sino porque su mirada habla de todo eso. Es como lo de las tetas a la calle de Mercedes Milá. Pues claro que un
desnudo no tiene la menor importancia. Pero si lo haces convirtiéndote en
mercancía para ganar audiencia, conviertes en algo podrido lo que sólo es natural
y puede ser bello. Lo ruin está en la obsesiva y machacona mirada a un mundo
que en Conexión Samanta huele a
sórdida elección.
Mmmm, es lo que más le gusta. Samanta como Barbie Mirona. |
El tópico reportaje
A veces, sin
dejar el tono alarmista y grueso, donde investigar las causas y los por qué no
interesa tanto como retratar el barullo, lo gordo, y hacer del reportaje un camino
de sobresaltos con una narración sofocante, cambia el liguero del puticlub y se
va a ver qué pasa en Melilla, y lo que pasa es que “yo voy a conocer de primera
mano uno de los pasos fronterizos más conflictivos de Europa”, pero ella,
intrépida, quiere más, y lo deja claro porque “además, conviviré con gente cuyo
día a día está marcado por la frontera”, dígase por favor en el tono épico y de
final del mundo con que la señora periodista lo casca. Fíjense si su trabajo es
de riesgo total y de vida al límite que cuando un fanfarrón con el que le habla
dice que los ha estado vigilando el servicio secreto marroquí, ella, en un
plano contrapicado, con gesto dramático pero indesmayable y firme, asegura que
“yo no estoy acostumbrada a que me sigan, ¿eh?”. En fin, resume para que
entendamos que estamos ante un prodigio, “lo que nunca podemos ver alrededor de
la valla de Melilla, hoy, en Vida en la frontera”, entradilla que hace con su
propia cámara en un plano corto y mal iluminado para acentuar el dramatismo. En
realidad, el reportaje es un doloroso juego del gato y el ratón entre guardia
civil e inmigrantes, ampliado a lo mil veces visto de mujeres porteadoras que
pasan la frontera cargadas como mulas. Faltan cinco días, decían, para que un
grupo de subsaharianos intente saltar la verja. Durante el programa pusieron el
contador del espectáculo en marcha. Faltan cuatro días, tres, dos, uno… Nada nuevo.
Humo periodístico, farfolla informativa. Lavado de conciencia para seguir la
semana que viene con sus putas, chulos, y cabaret. Anda, Samanta, vuelve a la
escuela.
Ahí va, Samanta Villar convertida por mor del guión en Barbie Portadora. Oh, cuánto esfuerzo. |
La guinda
Mariví Bilbao
Ya sé que una
artista con la carrera de Mariví Bilbao
es más que sus personajes más populares y por los que fue conocida por el gran
público. Detrás de ellos hay vida. Pero también que Mariví Bilbao nos dejó en
televisión figuras chispeantes, provocadoras e insolentes, de una vitalidad
pegadiza. Soy más de su Marisa Benito de Aquí
no hay quien viva que de su Izaskun Sagastume de La que se avecina, lo último en la tele.
Mariví Bilbao, la actriz que al final de su vida alegró la vida a mucha gente, aunque fuese con un personaje exagerado, y a veces ordinario y procaz. |
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