viernes, 29 de mayo de 2015

Maldeojos. Náufragos



Náufragos
(Artículo publicado el martes, 26 de mayo, en diarios de EPI PRESS)

      A la fin del mundo. Cristina Pedroche se fue hace unos meses a Birmania, Malasia, y Singapur para grabar Pekín Exprés, que ha saltado de Mediaset a Antena 3 –antes emitía el formato Cuatro-. Anoche fue un día de estrenos. La 1 estrenó Así de claro, el regreso a la pública de Ernesto Sáez de Buruaga, con gafitas azules, para que no haya duda. Y Telecinco, Anclados, que sigue apostando por el humor gritón. Cristina Pedroche volvió a su programa, Zapeando, en La Sexta, para explicar vicisitudes del rodaje, hablar de los personajes, animar a la gente a que lo vea, y comentar cosillas de los países visitados. Hemos dicho Birmania. Es uno de esos países que cuesta señalar de un tirón en el mapa. ¿Dónde está? ¿Por qué régimen político se rige? Conocida ahora como Myanmar, es el infierno para  quienes piensan distinto del feroz régimen militar que ampara o retira gobiernos.

      La etnia musulmana rohingya, perseguida, masacrada, anulada, ha tenido que salir del país, que les niega el trabajo porque el Gobierno les niega su condición de ciudadanos, y parte de sus 800.000 integrantes son los que vemos estos días varados en barcazas como apestados, rechazados de las costas de Tailandia, Malasia, Indonesia. En las imágenes que nos llegan vemos a familias enteras sedientas, hambrientas, a niños que han dejado de llorar mirando a cámara con esos ojos que te petrifican porque no entienden qué está pasando. No es por amargar el estreno ni el programa, que no tiene la culpa de nada, pero es bueno saber que por esa geografía de la injusticia, del hambre y la miseria, es por donde se moverán los concursantes occidentales. La Birmania oscura no tiene cabida en este espectáculo. 
Hay imágenes que no necesitan pie de foto. Esta es una se ellas.

Esta tampoco

miércoles, 27 de mayo de 2015

Maldeojos. Así de claro



Así de claro
(Artículo publicado el domingo, 24 de mayo, en diarios de EPI PRESS)

      Así son las cosas y así se las hemos contado. ¿Recuerdan? Era la época en que Jesús Hermida dirigía Antena 3 –1992, 2003-. Así son las cosas y así se las hemos contado fue la frase con la que Ernesto Sáez de Buruaga despedía sus informativos cada noche. La frase surgió por casualidad. Ha dicho Buruaga más de una vez que fue Hermida el que le pidió que despidiera su informativo con algo ingenioso que la gente reconociera. Le puso como ejemplo lo que decía un grande de la información yanqui, buenas noches y que Dios les bendiga, soltó don Jesús dando cabezazos y relamiéndose el labio, volcado sobre sí mismo. No, por favor, dijo Buruaga, si me despido diciendo que Dios les bendiga me acribillan. Lleva razón. Yo lo hubiera acribillado. Y sobre la marcha, como el que se tira al vacío, esa misma noche despidió el informativo diciendo, buenas noches, así son las cosas y… no sabía cómo seguir, hasta que soltó, y así se las hemos contado. Hizo fortuna. Pero enseguida se le agrió la sonrisa. Su informativo era tan tendencioso, tan de derechas, tan de Aznar y el PP, que atufaba. No hacía falta mucho para darle la vuelta a la frase y ajustarla a la realidad en la también coletilla famosa, y popular, así no fueron las cosas, pero así las hemos manipulado. ¿Recuerdan? De nunca me han gustado estas cosas o, dicho de otro modo, como diría el profundo y siempre divertido Mariano Rajoy, tal vez no me gustan los saludos o despedidas que no me gustan. Porque en estas cosas influyen tus manías. Me repatea que Anne Igartiburo se despidiera diciéndonos “hasta mañana, corazones”. ¿Corazón? Yo no soy tu corazón, guapa. Me entraba un berrinche del carajo. Igual que jamás seré “amiguete” de un menda como Santiago Segura, el gran hipócrita, el señor de los gestos postizos, el que abre los ojos, mira a cámara, hace como que sonríe, y pone el pulgar mirando hacia arriba, que no, que ni “hola, amiguetes”, ni leches, a otro con ese cuento. Claro que, contradictorio que es uno, sí me gusta, y me gusta porque creo que es así, que El Gran Wyoming me salude cada noche con su “ya conocen las noticias, ahora les contaremos la verdad”.

Fracaso rotundo, sin paliativos. El estreno de Así de claro, el lunes, apenas llegó  al 6% de cuota de pantalla. Una vergüenza. La manipulación y el descaro empiezan a tener consecuencias. Lo de Ernesto Sáez de Buruaga, metido en La 1 saltándose todas las normas de la casa, que dicen que un programa de informativos no puede estar guisado por gente ajena a la casa -decir que Así de claro no es del área de informativos sino de entretenimiento es seguir considerando a la audiencia tonta del culo, gilipollas total, una mierda pinchá en un palo-, en fin, digo que lo de Ernesto Sáez de Buruaga, tal como me temía, fue una cosa tendenciosa, rancia, sin pluralidad, mortecina, una basura de programa.


Todas las prevenciones

    Lo digo así de claro, como dice con sus dientecillos apretados y su sonrisita de muñeca diabólica, Mariloli Cospedal. Lo digo así de claro. Las querencias o rechazos de la tele a veces no están basados en concreciones sino en sensaciones. Ernesto Sáez de Buruaga no me da tiricia, como sí me la produce Pedro Carreño, el señor de porcelana que lee las noticias del fin de semana en el Telediario de La 1, quizá por su carita como de niña empolvada, quizá por sus perfilados labios de niño repipi, repelente, quizá por nada, no sé, que no me gusta, pero aunque la presencia de Buruaga ni me da frío ni calor, genera en mí algo peor, genera prevención, no me da confianza, y eso en un periodista es un virus letal. Buruaga pasó por La Cope, y en Telemadrid ejerció de gran mamporrero de Esperanza Aguirre, y ahora vuelve a la televisión pública, a La 1. Qué quieren que les diga. Todas las prevenciones son pocas. Así de claro. Así de claro es el nombre del programa. ¿Para presentar un espacio sobre coches antiguos, sobre los beneficios de las aguas termales? Por favor. Buruaga moderará un debate político, y nada de arrinconarlo en la madrugada soñolienta del miércoles, tras la alicaída Águila roja o la vibrante Fronteras al límite, es decir, rondando la una, no, ni mucho menos, Así de claro es una apuesta clara por la política en horario de máxima audiencia. Pero ya lo digo yo, señores mandamases de TVE, han hecho del medio un medio tan desprestigiado y loco que no se comerán un rosco. Y, como dice Francis Gallardo, de El chiringuito de jugones, cuyo teatro y frase con el dedo tieso mirando a cámara, ha hecho fortuna, lo sabes.


Perderá el pulso

     Así de claro perderá el pulso el lunes frente al estreno de Pekín Exprés –Antena 3 ha movido Vis a vis, la exitosa y vibrante serie que protagoniza Maggie Civantos a los jueves para que se pelee contra el estreno en Telecinco de Anclados, otra de humor para que nadie eche de menos a La que se avecina-, con una Cristina Pedroche que dará mucho juego por esas chinas de dios porque la chica tiene salero y seguro que no echaremos de menos a Raquel Sánchez Silva. Al menos han tenido la decencia de estrenar Así de claro después de las elecciones municipales y autonómicas. ¿En serio que es por decencia, o por no meterse en líos al proponer temas o descartar otros en función del beneficio al Partido Popular y al Gobierno? Sé que es una intuición, que aún no ha pasado, que es una opinión, pero este zorro es viejo y sabe que de aquí a las generales TVE será una máquina que eche humo. Ya lo hace. Lo que me deja amorrado, palabra que usa mucho mi admirada mala María Bouzas como doña Francisca en El secreto de Puente Viejo, es que ningún partido político de la oposición, ninguno, lleve al centro del debate y la denuncia permanente la manipulación informativa al servicio del Gobierno y del PP, un descaro sin precedentes en un tono servil que resulta cómico y descorazonador, como cuando hace unos días, en la última sesión de control al Gobierno, elevando a categoría de noticia lo que no es más que una obviedad del juego partidista, el Telediario del mediodía dijo que Rajoy había recibido de los suyos un aplauso tan cerrado que duró más que otras veces. Así un día, y otro, y otro. Pero yo no veo cabreado al PSOE, a Pedro Sánchez pidiendo cuentas, no escucho a Pablo Iglesias, tan preocupado por los medios de comunicación, lamentarse tirándose del moño, ni he escuchado una sola queja saliendo de la boquita de Albert Rivera, y eso que el joven engreído va por ahí pidiendo a todo el mundo papeles firmados para empezar a hablar con él, qué tío. Pues bien, a este ambiente sin prestigio ni independencia llega Buruaga. No es casual que sea él, y que llegue. Así de claro.

La guinda

Grititos
Si lo dice José María Íñigo, que es un experto en muchas cosas, un hombre cabal de la tele, y desde que murió el plasta José Luis Uribarri la voz de Eurovisión en TVE, uno se calla y consiente. Dice el maestro Íñigo sobre la canción que este año soltará Edurne en Viena que una vez que dices “los grititos” apenas queda nada. Eso no es una crítica. Eso es una bomba que se lleva por delante a la rubia, a los grititos, y al tigre del vídeo. 

La grititos. Ieioooo, Ieiooooo. Un poco más y tiene el honor de ser la última. No importa. Quizá el año que viene lo consigan.

martes, 26 de mayo de 2015

Maldeojos. No veo la tele



No veo la tele
(Artículo publicado el sábado, 23 de mayo, en diarios de EPI PRESS)

      No me digan que no lo han dicho alguna vez. Yo es que no veo la tele, o yo es que casi no veo la tele. Los políticos no ven la tele, no tienen tiempo de ver la tele, así que sólo les muestran vídeos que les puedan interesar en su campaña, en el siguiente debate, en definitiva, en su trabajo. Concha Velasco, por ejemplo, sí dice que ve la tele, sobre todo el programa que la ha llamado como invitada, y lo mismo dice que sigue el matinal de Ana Rosa que el nocturno de Andrèu Buenafuente, es decir, la divina Santa Teresa, a la que La 2 le lavó la cara para volver a emitir en su 500 cumpleaños, ejerce de espectadora, y lo dice. Luego hay otro grupo de famosos que darían el último aliento de su vida por salir en televisión todo el rato pero, estirados y neuróticos, aseguran que no la ven, que nada les gusta, que nada es de su interés, que qué tele más mala tenemos.

      Y por fin, aparte el ciudadano corriente, el de la calle, usted y yo, que sólo somos una cifra si tenemos ese aparato fantasma de medir audiencias, están los actores del medio que dicen que no ven el medio. Le preguntaban el otro día a Imanol Arias que cómo estaba en el estreno de A cambio de nada, la primera película de Daniel Guzmán como director –Biznaga de oro en el festival de Málaga- y no en casa viendo Cuéntame. Sin pensarlo, Imanol contestó, “como comprenderás, yo no veo Cuéntame, no veo la tele”. También le preguntaron por la bajada de audiencia. Bueno, dijo, “creo que es una señal porque cuando una serie pierde tres millones de espectadores tendrían que reflexionar los que la escriben, dirigen, y hacemos”. Es valiente esa opinión. Dijo lo que dijo pero quería decir mucho más. Quizá Imanol no vea tele, pero sabe de qué va.


lunes, 25 de mayo de 2015

Maldeojos. Verónica Sánchez




Verónica Sánchez
(Artículo publicado el jueves, 21 de mayo, en diarios de EPI PRESS)

      No la conocía bien, ni siquiera me constaba que esta mujer existía más allá de ubicarla de refilón en una serie que ni seguía ni dejaba de seguir ni lo contrario. Los Serrano era una institución, y sus personajes, de la familia, aunque no de la mía. Jamás reconocí mi familia en esos guiones, en sus tramas, en aquellos desternillantes desayunos, en ese ir y venir a una mesa repleta de marcas para consumir. Por allí, entre grandes y pequeños, andaba Eva, la hija mayor de Lucía -Belén Rueda-. No me llamó la atención su forma de actuar, ni la del resto del elenco. O no recuerdo que lo hiciera ninguno. Pero cuando ahora veo a Antonio Resines, el papá Serrano, en subproductos como Aquí Paz y después Gloria, compruebo que sigue levantando el dedo al hablar, que no salió de Los Serrano.

      El caso de Verónica Sánchez es distinto. Ha hecho más cosas, aunque su personaje en Los Serrano está ahí. Pero es pasado. Ahora la vemos en Sin identidad, en Antena 3. Y me embelesa. Es verdad que una de Jaén no habla así, pero tampoco hay que ponerse tan tiquismiquis. Verónica Sánchez es la hermana de María, Megan Montaner, y creo que es de los personajes que más está creciendo, que más perfiles muestra, que más ha cambiado. Su ordinariez, su frescura, sus gestos, su nuevo estatus social no sólo no le han borrado la conciencia de su origen humilde, trampero, lumpen y canalla sino que echa mano de él para dejar claro que está dispuesta a todo, pero a la vez, en su mirada y su forma de decir las cosas se advierte algo parecido a la piedad y el sentimiento. Tanto matiz sólo puede conseguirlo una gran actriz. Verónica Sánchez ya no es una Serrano. 


Verónica Sánchez, izquierda, y Megan Montaner, derecha. Ambas hacen un buen trabajo en Sin idendidad.



miércoles, 20 de mayo de 2015

Maldeojos. La dentadura



La dentadura
(Artículo publicado el martes, 19 de mayo, en diarios de EPI PRESS)

Llevamos unas semanas en las que es imposible huir de la política y, sobre todo, de los políticos. Cadena a la que vayas, allí hay alguno, o varios, agazapados, soltándote las maravillas jamás vistas sobre la faz de la tierra si los votas, o a tertulianos osados que casi son el brazo guerrero del político. Esta semana, la que acaba de comenzar, es de traca. Se apuran las últimas promesas, se adornan las últimas mentiras, se multiplican los debates, los cara a cara, las entrevistas en profundidad, la aparición de líderes yendo de un lugar a otro. Sin embargo, “a nivel de espectador” yo creo que la gente, la masa, la mayoría está hasta la tobillera de monsergas políticas. Ojo, no de la política, sino de la política como programa de televisión, como espectáculo televisivo -¿es lo mismo?-. Lo que se llama una saturación en toda regla, eso de tener el vaso colmado.
Pero podemos encontrar algún regalo para echar unas risas. Hay tertulianos que se encienden tanto que uno cree que les va a dar algo. Verán. Hablaba el moderador radical Carlos Cuesta con Fran Hervías, de Ciudadanos, en La marimorena, tertulia en la tele de los obispos. Todos escuchaban, pero un tal Eugenio Narvaiza se retorcía en su asiento mientras el de Ciudadanos decía no sé qué y él, el tertuliano, echaba espuma por la boca interpretando que hablaba de separatismo. Cuando tomó la palabra, dios, aquello era un toro dándose trompazos con lo que pillaba. Se puso tan colérico que no sólo echó improperios sin cuento sino hasta la propia dentadura, que se le escapó. De un tortazo la volvió a meter. Y siguió con su perorata, abstrusa, fuera de lugar, sin relación con lo que se hablaba, de defensa de Esss-paña. Unos se dejan la piel, y este la dentadura. 


Enlace con el momento cumbre. Hacia el minuto 13 o 14...

 http://www.bolsamania.com/noticias/tv-series-cine/video-un-tertuliano-de-13tv-pierde-la-dentadura-en-directo--727805.html