Julie
Con apenas quince años comenzó la búsqueda. La primera
vez fue un accidente, o eso se decía ella, un despiste. De pronto se vio en el
urinario de los chicos, y allí estaba él, un muchacho de su edad. Dio un
respingo casi horrorizada por la vergüenza al tiempo que reculaba buscando la
salida. Pero en vez de alejarse de aquel hallazgo fascinante, una fuerza parecía empujarla hacia el
movimiento pausado del joven, que congeló su gesto en una cara lela, pero no su
mano, afanada en mover arriba y abajo una carne que dejó hace tiempo de ser el
rico gusanito que se comía mamá y papá entre risas para ser una estaca
con gana de matraca. Julie se humedeció los labios manteniendo la mirada
fija hasta colocar su boca al nivel de un mar tan nuevo como impetuoso.
Ella
jamás lo había hecho, pero al muchacho le pareció un milagro ver cómo su
juguete entraba, salía, volvía a entrar, y volvía a perderse hasta la raíz,
oscureciendo con su tierno vello los labios de la colegiala. A ese día la
siguieron otros. Con otros chicos. Con todos. Ya ni siquiera disimulaba.
Entraba al urinario equivocado y se quedaba. Julie creció, pero mantuvo esa
costumbre. Lo hacía en los servicios de las estaciones de tren, de autobuses,
de los aeropuertos, y siempre pescaba algunas piezas. Jamás por dinero. Ella no
era una puta. Lo dejó cuando una tarde, rondando los 70, un joven le dijo que
ese no era el servicio de señoras, que estaba al lado. Julie le hizo ver con su
boca entornada, humedecida por su lengua, que ella buscaba otra cosa, pero el
muchacho le acercó un poco de agua creyendo que la mujer estaba sedienta y
trastornada.
He descubierto tu blog de casualidad, y ha sido un gran hallazgo. Me gusta el relato y sobre todo el final. Todo está narrado sin herir sensibilidades.
ResponderEliminarGracias de nuevo, Jesús, antes desde Facebook, ahora desde el blog. Me alegro de ese encuentro fortuito. Sobre todo si te gusta lo que ves por aquí. El blog es una mezcla de cosas. De relatos eróticos -es una serie de quince que llamo El origen del mundo-, de columnas de TV, las mismas que se publican en la cadena de periódicos en la que escribo, y algunos escritos más... Sin muchas pretensiones, como no podía ser de otra forma con este tipo de herramientas sociales. Saludos.
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