Otro rojo
(Artículo publicado el jueves, 28 de setiembre, en diarios de EPI PRESS)
Ya hay otro
color rojo en los titulares de programas de la tele. Además del clásico Al rojo vivo de Antonio García Ferreras, el hombre ventilador, el presentador de
manos como aspas, el busto que hace periodismo moviendo la actualidad al ritmo
del molinillo de la palma de sus manos, nos ha salido en Cuatro otro rojo, en
este caso roja, La línea roja de Jesús Cintora, que vuelve a la cadena
después del fiasco de Cintora a pie de
calle, que duró lo que le dura un libro en la mano a un tronista de Telecinco.
El martes se estrenó el eterno formato, revisado para parecer novedoso, de Moros y cristianos en versión dueto, es
decir, en vez del gallinero típico, con voces disonantes y profesionales de la
provocación más necia del tipo mierda pura de Salvador Sostres en un bando o de Pilar Rahola en el otro, aquí, en La línea roja, son sólo dos contendientes que miden sus gustos, por
supuesto enfrentados y sin matices, sobre un tema.
Los eternos
están en el candelabro. La homosexualidad –más vieja que el aliento helado de
la luna-, la tauromaquia –más trillada y cansina que la verborrea mitinera de Pablo Iglesias-, los okupas –y sus
circunstancias- son motivo de enfrasque entre el que dice que el gay se puede
curar, quizá con el salivazo de un dios o con el médico farsante que no tiene
escrúpulos, y el que dice que aún no se ha conseguido ni la mitad de lo que se
tiene que conquistar para igualar derechos entre homo y heteros. O el que
defiende a muerte la muerte del astado y el que defiende a vida la vida del morlaco.
Lo ya visto, lo ya escuchado, lo ya sabido pero con la pretensión de que una u
otra postura crucen la línea roja del que está en sus antípodas. Ah, Jesús
Cintora, elegante, como siempre.
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