Hora
idiota
(Artículo publicado el domingo, 27 de noviembre, en diarios de EPI PRESS)
Uno de los
actores de La que se avecina, Ernesto Sevilla, lo ha dicho en
crudo. Yo, para que no suene tan rotundo, lo diré más suave. Dijo que Javier Cárdenas es gilipollas. Y se
quedó tan a gusto. Seguro que Pablo Motos,
en cuyo programa andaba ese día, sintió por dentro que llevaba razón, pero no
metió más candela al fuego. Seguro que al papá de Trancas y Barrancas le toca
su barbita, como un Vincent van Gogh
más presumido, que Hora punta, como El hormiguero, someta a Alejandra Castelló a un reto semanal
tal como hace el programa de Antena 3 con Pilar
Rubio. Uno de los más llamativos ha sido el de bañar a Castelló con “vómito
de vaca”. Tal cual. El reto se celebraba el día en que Pepe Rodríguez, jurado de Masterchef,
acudía al programa de La 1 para hablar de su edición para celebridades. Que nos
guises unos sesos, le dijeron al chef, a ver quién se los come antes, o
Alejandra o Álex Casademunt, el de OT, que
ha encontrado en ese plató horma para su culo y se ha hecho el fuerte. Perdió
la chica. El castigo, bañarse en vómito de vaca. ¿Asqueroso? ¿Cosa de
gilipollas? Idiota. Creo que responde al tipo de humor, o lo que sea, que acuna
el señor Cárdenas, un mundo idiota, un territorio idiota, una soplapollez
detrás de otra. Es lo que siempre hizo este pelanas. Desde los tiempos de Crónicas marcianas apuntaba maneras.
Cuando supo que Ernesto Sevilla le había llamado gilipollas en su sección de El hormiguero a cuenta de cosas que son
gilipollas respondió que “Unos donamos una casa para luchar contra una
enfermedad, y otros insultan sin motivo alguno”. Respuesta idiota. Más tarde,
Ernesto Sevilla matizó diciendo que no quería insultar, y que se refería a la
imagen que da en el anuncio de su programa de radio donde se pregunta si “es
casualidad” que aumente el número de oyentes. Pues estoy de acuerdo. Todo es
muy gilipollas.
Dandi de chiringuito
A la quema de
esta Bastilla de chichinabo se ha unido un tipo barbudo con poca gracia, todo
hay que decirlo, que hizo un monólogo en el Late
Motiv de Buenafuente, en #0,
donde trataba de analizar las elecciones de EEUU, pero el tal Ignatius Farray es de los que van
riéndose de sus gracias antes de que el público las ría, que no las ríe porque
al escucharlo se queda uno con cara de espectador que espera y espera los
momentos de llorar en “Un monstruo viene a verme”, pero como no llegan porque todo
es demasiado obvio pues te dedicas a ver el truco y acabas más aburrido que el
guardián de un campo de habichuelas, ay, Juan
Antonio Bayona, yo quería, estaba dispuesto, entregado, pero no se produjo
el milagro. Pues con este Ignatius, igual. La gente, con gana de juerga, sólo
rió cuando comparaste a Donald Trump
y Hillary Clinton diciendo que el
dilema entre uno y otra es como elegir entre Esperanza Aguirre y Cárdenas.
Vale, se acepta pulpo como animal de compañía. Lo único que saco en claro es
que al presentador de Hora punta le
está cayendo, nunca mejor dicho, la del pulpo. Hora punta es ese tipo de programas donde, como el mentado Ignatius
Farray de Late Motiv, el equipo, con
su presentador estrella a la cabeza, se ríe mogollón antes de que la gente se
ría, ese tipo de programas embastados con cascajo de internet, con un tufo a
cosa vista, trillada, a cosa superada, y desde luego impropio de una televisión
pública que ha de apostar por la calidad sin fisuras, y Hora punta, señor Cárdenas, dandi de chiringuito, es un programa de
tonterías, un programa idiota donde su ego, dandi de verbena de barrio, se
empavona porque está pensado para rendirle pleitesía cada dos minutos. Pero si
hasta es capaz de anular a sus colaboradores, dandi de corral, y quedarse con el
gag que los guionistas pensaron para ellos.
Penosa dicción
Usted no cambia.
Si mis rastreos por la Red son ciertos, usted empezó en Al ataque, aquella cosa de Alfonso
Arús en Antena 3 –años 90 del siglo pasado- que el mismo equipo definió
como “cutre salchichero”. Y lo era. Nunca me gustó su humor, y como usted se quedó
colgado en ese alambre de óxido y caspa, pero tratando a sus “víctimas” con
tufillo de superioridad, tampoco me gusta su humor, dandi de gimnasio. Fue en Al ataque, antes de llevarse sus
monstruos a Crónicas marcianas, donde dio con pobres criaturas, hambrientas de
fama unas, ignorantes e ingenuas otras, como Pozí, Carlos Jesús, o Paco Porras. ¿Recuerda, dandi de
sacristía, la condena a pagar 15.000 euros por reírse de un discapacitado de
Tenerife, hasta el punto de que la gente se reía luego del chico por la calle?
Ah, qué momentos de gloria. Son tontos, pero tan graciosos los jodíos. Ahí sigue. En esa gloria de chumino trasnochado, rodeado de una
claque entregada que le ríe las gracias, bañándose en un humor chapucero, ahora
premiado por La 1, nada menos que la televisión pública, con una hora idiota.
Ni la excusa de llevar invitados de programas de la casa en promoción, ya sea Paco Tous –Víctor Ros- o David Civera
esta semana –para vender discos-, justifica este despropósito. La audiencia no se
traga sus ruedas cuadradas. Y otra cosa. Vuelvo a El hormiguero. Se le nota mucho que ha bebido de esa fuente. Y es
legítimo. En televisión, y cada día más, es difícil tener la orla de la
originalidad, que por supuesto usted, dandi de puticlub, no tiene. Pero siendo
legítimo beber de todos los programas de entretenimiento del mundo, que es lo
que hacen todos, Hora punta se ha
quedado en Hora necia, en Hora idiota. Y otra cosa, no lo conozco,
ni tengo fobia ni filia hacia Javier Cárdenas. Cuando personalizo tanto y
deviene en dandi de no sé qué, sólo hablo de lo que aparece en pantalla. Su
vida real me interesa poco. A ese Cárdenas me refiero, al que veo en la tele.
Menos mal que la hora necia apenas la ve un millón y pico de espectadores.
Demasiados. La única razón que lo explica, creo, es que como su dicción es
tremebunda, da igual lo que diga porque no hay dios que lo entienda. A ver si
los idiotas son los que lo han puesto ahí.
La guinda
Pobre Rita
Un infarto se llevó a Rita Barberá. Descanse en paz. La
familia ha dicho que sólo cree en la justicia del Todopoderoso. Ya da igual. La
terrenal no ha podido juzgarla. Y eso se nota en el PP, que de golpe ha salido
en los platós a decir que la muerta, es decir, esta mártir, ahora sí, es mía. Los
mismos que, con Rajoy al frente, en
un acto circense de cinismo partidista, la arrinconaron hace un par de meses.
Maldita política. Qué asco.
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