La vega ha cambiado. Mucho. Ya no hay choperas frente a la casa. Todo está despejado. Pero la tierra de labor recuperada hay que prepararla para la próxima sementera, y la actividad empieza muy temprano, tanto como los paseantes, los que charlan en corrillos o barren la calle, el que saca de paseo al perro... Y siempre, vigilante, altiva, entre brumas azules, la sierra, Sierra Nevada.
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