Congo
(Artículo publicado el martes, 15 de noviembre, en diarios de EPI PRESS)
Trabajamos
mucho, pero seguimos siendo pobres, decía un trabajador de una mina de Congo –vaya,
como en España- de la que se extrae coltán, mineral por el que las
multinacionales de la ingeniería del móvil, la tableta electrónica y el
ordenador se ponen la venda, miran a otro lado, y contribuyen a una guerra
soterrada entre facciones que luchan por el control de esas minas dejando un
rastro de víctimas que no tienen voz pero sí dolor y lamentos. Jordi Évole y el equipo de Salvados viajaron a Congo y nos trajeron
el domingo por la noche La explotación del coltán, un recorrido que aunque
conocido por otros trabajos como el que hizo Jalís de la Serna y su En
tierra hostil de Antena 3 es necesario tener presente porque nuestra sociedad,
nuestra forma de vida, es cómplice aunque sea de forma inconsciente.
La explotación
de esas minas está controlada por grupos armados que dividen la zona en zonas
de guerra porque hay mucho dinero en juego, y en sangre de chicas violadas en
una sociedad que las arrincona hasta hacerlas invisibles, incluso repudiadas por
su propia familia. Dice una periodista congoleña desde la radio en la que
trabaja que no hay violencia sexual sino
casos de feminicidio. Goma, la capital, es conocida como la capital mundial de
la violación. Una ONG española, Alboán, ayuda en el terreno a las mujeres
violadas en una casa de acogida. La justicia en Congo no sólo es ineficaz sino
corrupta. El violador sale indemne. Un tanto por ciento de nuestros artilugios
electrónicos contiene un trocito de Congo. Dice el doctor Denis Mukwege que el coltán en vez de felicidad es un foco de
problemas. Bueno, bueno, que me llaman al móvil.
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