No pasa nada
(Artículo publicado el sábado, 19 de noviembre, en diarios de EPI PRESS)
A ver, ¿recuerdan
que les hablé aquí un día del estreno de una cosa llamada Algo pasa con Ana en Dkiss, una de los últimos regalos del Gobierno
a empresas de televisión que han montado chiringuitos con programas que dan vergüenza,
sarpullido, comprados en el mercadillo de los jueves a las cadenas yanquis, que
los venden a saldo, y cuando se ponen a hacer producción propia les sale este Algo pasa con Ana para descubrir que con
Ana no pasa nada porque el gran truño sólo interesa a una audiencia residual?
Uno no es un lince, pero tiene olfato. Lo que haga o no Ana Obregón hoy ya no es negocio en televisión. La misa del domingo
o la prédica de un imán en los programas religiosos de La 2 los ve más público
que este engendro donde la señora Obregón flipa.
Está claro que
estos productos, donde celebridades, aspirantes, ególatras, y gentes de variado
pelaje juegan a enseñar su día a día, bajo guión y estandarte de los
productores, no tienen nada que ver con su día a día, pero igual que el
insufrible y aburridísimo Las Campos,
mamá Teresa, e hija Terelu, tenía algún punto de conexión
con la realidad, lo de Ana Obregón es tan falso -¿ha terminado ya?- que no sólo
aburre sino que insulta. Dkiss, que apostó por esta tontería, de la mano,
atención, de Globomedia, se estará tirando de los pelos. Si Globomedia, la productora
de trabajos como El intermedio, o Águila roja, quería abrirse a otro tipo
de productos, está claro que eligió no mal sino peor. Dijo la bióloga que
“tengo derecho a que me conozcan de verdad”. Y la audiencia, querida, a dejarte
con tus delirios. Nada pasa con Ana.
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