El debate
(Artículo publicado el sábado, 5 de noviembre, en diarios de EPI PRESS)
Venga, me uno a
la corriente. Seguro que ustedes, más de una lectora y más de un fiel lector,
estarán ya del rollo este hasta la pezuña del cerebelo -¿existe?-. El lunes tuvo
lugar en el Palau Sant Jordi el concierto de los concursantes de Operación Triunfo a los quince años de
haber terminado el programa. Durante este tiempo ha dado lugar a que Rosa López pula su cuerpo afilando su
figura sin apenas grasa a la vez que se dejó por el camino parte de su intensa
voz. Ha dado tiempo a que David Bisbal
haya cambiado de pareja unas cuantas veces, siendo la primera Chenoa, otra chica de OT. Y ha dado tiempo a que TVE se hunda
en un barro espeso de descrédito. La idea de reunir a los triunfitos ha sido un
triunfo en audiencia, en comentarios, y ha vuelto a colocar a la televisión
pública en un peldaño del que se bajó hace años. Negocio redondo.
Este país va tan
a la deriva, su corazón está tan roto, necesita tanto mimo y cuidados de mamá
entregada, que ha hecho de la anécdota un debate nacional en medios, redes, y
ha sido tratado por el Telediario de
la televisión pública como si de verdad el beso no beso de Chenoa a Bisbal, después
de cantar “Escondidos” ante un auditorio embobado, fuese una
noticia de alcance y como jamás trató ningún caso de corrupción del PP. Hasta
las cadenas de la competencia han participado en esta pueril disquisición. Me
pregunto si Hora punta, ya saben, el
programa de Javier Cárdenas, el señor al
que se le entiende sólo la mitad de lo que dice, seguirá llevando a Álex Casademunt, de 35 años, o sea, un
tío hecho y derecho, para que siga contando tonterías del encuentro. Para
cobra, la de Rajoy a Jorge Fernández –ex de Interior- y a su
ángel Marcelo, el aparcacoches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario