jueves, 16 de mayo de 2013

La última nave. La llamada



La llamada
Emitido el 10 de diciembre de 1991 en Onda Regional de Murcia

Esta tarde me ha llamado mi mamá a casa –aún sigo diciendo mamá, y creo que lo voy a seguir diciendo durante mucho tiempo, incluso en público-.
Pues eso, que me llamó mi mamá a casa dejando un mensaje en ese esclavo maravilloso y útil que es el contestador automático. El mensaje era breve, como suelen serlo siempre que se deja en estos cacharros:
-Cipriano, que dice papá que lo llames mañana antes de la comida, que tiene que decirte algo. Ahora no está aquí. Un beso.
Y luego, pi, pi, pi…
Enseguida llamé a casa. No había nadie. Volví a llamar una hora más tarde. Ahora sí. Se puso uno de mis hermanos.
-¿Sabes qué quiere papá?, le pregunté.
-Ye ne sais pa, me contestó.
-Oye, nene, ¿de qué vas?, le dije entre divertido y mosqueado.
Y el nene me contestó, según quiso parecer, en chino.
Le reí la broma y le dije que avisara a papá si estaba por allí.
Y me contestó no sé qué en alemán.
Empecé a cabrearme.
-Mira, toncolculo, que tengo prisa, déjate de historias, que me está costando un pico la llamada, ¿o es que no sabes que no estoy en Granada, capullo?
Para qué contaros. Creo que me dijo algo en árabe, o en arameo, o ve tú a saber.
Aquello ya me resultó extraño, sobre todo porque mi hermano tiene una imaginación bastante limitada. Se puede chapurrear el francés, el inglés, hacer como que hablas alemán o italiano, incluso simular que hablas esos idiomas dándole a las palabras el deje adecuado. Pero lo del árabe y el chino y el arameo ese, eso es otra cosa.
Le dijo al teléfono que si me había equivocado, que si era mi hermano del alma, que si sabía quién era yo.
Y va el nene gilipollas y me dice:
-Pues claro que lo sé, imbécil. ¿Te habías tragado la bola? Mucha radio, mucha radio, pero sigues tan tonto como siempre. 

La llamada, relatillo escrito a mano -como en los 90 se hacía- para ser emitido por la noche en su sección de La última nave.

No hay comentarios:

Publicar un comentario