La
estrella
Emitido el 9 de setiembre
de 1991 en Onda Regional de Murcia
La
estrella de la tele se teñía el pelo cada día de un color antes de aparecer en
pantalla. El color y la forma del pelo –rizado, lacio, de punta, engominado-
iba a juego con su estado de ánimo.
El
rubio platino correspondía a los días exultantes. El negro azabache a los de
espíritu perverso. El rojizo, al ánimo bucólico. Y pastoril.
A
la hora prevista, el piloto rojo se encendió enfrente, y su rostro apareció en
miles de hogares. Era un rostro de nariz respingona, labios rojísimos y
mejillas un poco fondonas a pesar de las pesetas que llevaba gastadas en
silicona.
La
estrella, a modo de saludo, como siempre hacía, contó un chiste un tanto
ordinario, sin gracia, como siempre.
De
entre el público que asistía a la emisión en directo, una voz avinagrada
interrumpió a la estrella diciéndole que se dejara de sandeces. La estrella, como
una bicha, se revolvió con gesto hosco, sacando las uñas de gata y buscando con
la mirada el lugar de las gradas de donde salió la voz.
El
realizador no quiso interrumpir la emisión para aprovechar el revuelo como parte
inesperada del espectáculo.
Cuando
la estrella estaba entre el público un foco le cayó encima estampándose sobre
su cabeza. La sangre le tiñó el pelo… de rojo, claro. Y ella, como una máquina,
cambió su estado de ánimo –rubio platino, día exultante, negro azabache,
espíritu perverso, rojo, ánimo bucólico y pastoril-.
Y
con las mismas se despidió del trabajo y se fue a cuidar ovejas como Carmen
Sevilla.
Original manuscrito del relatillo emitido esa noche en su sección de La última nave |
No hay comentarios:
Publicar un comentario