La bruja
(Artículo publicado el martes, 23 de agosto, en diarios de EPI PRESS)
Leo una noticia
que puede ser verdad o mentira. Todo lo que tiene que ver con una tipa llamada Aramís Fuster puede ser verdad o
mentira. De lo que no tengo duda, ahora y un antes que podemos considerar
histórico, es que siempre es patético. Todo lo que toca esta flipada es
patético. Ahora leo que se la han encontrado en un hotel tirada en la cama con
contusiones, no muy consciente, y con erosiones en el cuello y en la ingle.
Como el negocio del engaño de la videncia y otras mamandurrias se le vino
abajo, y el alquiler y el teléfono y la ropa y la comida hay que seguir
pagándolos, la señora dicen que se fue de puta o lo que sea eso de ser una
señorita de compañía, una chapera, o en plan fino de submundo, una “scort”.
¿Ven? Todo muy, muy patético. Dicen que en la función, con sus clientes,
ejercía de dominante, y que se embolsaba unos 300 euros por sesión. Hay que ser
muy pervertido para gastarse esa pasta con esta leona de saldo.
Dicen que la
pitonisa también fue noticia hace años por tomar pastillas, dárselas a su
madre, y machacarlas para que su gato se las tomara como si fuera pienso. O no
quería irse, las pastillas estaban caducadas, o dijo una cosa e hizo otra. Creo
que le salió el tiro por el pandero –enorme, planetario, sofocante- porque ni
Telecinco, recogedor oficial de deshechos, le hizo caso en ninguno de sus
puntos de reciclado. Y si Telecinco no le hace caso, ¿quién le va a hacer caso?
Si en una de éstas no se hace un De luxe
para ganar 200 euros no hay dios que la tome en cuenta. Así que lo de ahora, si
es verdad, no hace más que confirmar la pura desdicha de esta gente que hace
nada paseaba el culo por el plató y hoy se pudre en el olvido, en la soledad, y
en un patetismo atroz y plañidero. Sí, me da cosa de esta pobre diabla. Son tan
malos adivinos que ni saben ver su propia tragedia.
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