Chusmilla
(Artículo publicado el jueves, 20 de agosto, en diarios de EPI PRESS)
No he tenido
ocasión de ver una tertulia de señoras que organiza entorno a su mesa la
sonriente Inés Ballester, que por
estas fechas sustituye a Mariló Montero en La
mañana de La 1. No ha ganado
frescura el matinal de la pública con el cambio de presentadora. Es un problema
de concepto. Ni está pegado a la información que quema ni está pegado a la
televisión canalla. Es un programa de una discreción monjil. Ni siquiera en
algo que no les causaría problemas, como el apartado de la crónica rosa,
levantan el interés. Todo es de un comedimiento tristón. El resto del sumario
tampoco levanta cabeza. Tratando de asomar la patita, y a rebufo del Hable con ellas de Telecinco, el magacín
ha juntado a cincos señoras en tertulia feliz, entre ellas a Paloma Gómez Borrero, Alba Carrillo, y Loles León. La juntera la han llamado Amigas y conocidas.
Y hablan de
todo. De la llegada a Tarifa de pateras hasta la bandera, repletas de historias
que van más allá de los números, a la educación o la influencia de la tele en
la misma. Y aquí me paro. Me paro porque en un programa Loles León dijo que,
como tía, prohibiría a sus sobrinos ver programas como Mujeres y hombres y viceversa por horroroso y por soez, y que a su
casa ese tipo de basura no entra. Lo firmo. En la mía tampoco. Pero hete aquí
que una olvidada, una devaluada, una desprestigiada, y una que está lampando
por otro poquito de protagonismo al precio que sea, Leticia Sabater, se convierte en brazo ofendido de Telecinco y sale
en su defensa, como si tuviera algún valor. Y lo hace a la altura de su
credibilidad. Das asco, hija, le escribe a Loles. Que ni le ha contestado. Mecachis. Ha calculado mal la ordinaria choni.
El sexteto de Amigas y conocidas, tertulia dentro de La mañana de La 1, que ahora presenta Inés Ballester, a la izquierda. |
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