Que
vivan
(Artículo publicado el domingo, 27 de julio, en diarios de EPI PRESS)
Viendo Vivan los bares, que La 1 emite los
viernes por la noche, al menos el dedicado al Ganbara, una institución de la
cocina popular en San Sebastián, dan ganas de hacer el petate y largarte para
allí, apontocarte en la barra, y volverte loco con los bocados de alta cocina
en miniatura que se muestran con la suntuosidad de lo sencillo y la certeza de
que estás ante unas tapas que se han elaborado con lo mejor del mar y la
tierra. En la presentación del programa, a modo de charla ante un fondo neutro,
Lorena Castells y Juanito Makandé. Pero a mí me gustan
cuando se van a la calle, al bar, y prueban las delicias, o hablan con la
gente. Como cuando Lorena habló con Arzak,
y Juanito, que se metió en la cocina de Pedro
Subijana, comparó aquel gentío que trabajaba con sus delantales blancos
impolutos, con un ejército.
En cada entrega
de Vivan los bares, la joven pareja
–hay que recordar que Juan le pidió matrimonio a su chica cuando Lorena
participaba en el concurso de piscina de Antena 3- visitarán un tipo de bar
distinto, de los pintxos del Ganbara al de ambiente playero de un chiringuito
como La Luna, en Sahara de los Atunes, o el Comodín, clásico de los bares de
ambiente gay en Sitges que demostró un coraje desafiante ya que no fue fácil,
en los años 50, tener abierto un negocio cuya clientela era una afrenta para un
régimen político tan atrabiliario como el de Paca la Culona, imaginativo apodo que le puso al galleguito uno de
sus generales, Queipo de Llano. Uno
de los clientes del Ganbara hizo una de los mejores comentarios. Dijo que el
Ganbara era la felicidad. Y así es. Un bar, con amigos, puede ser algo muy
parecido a eso, a la felicidad. Que vivan los bares.
Lorena Castell y su marido, Juanito Makandé. Van recorriendo todo tipo de bares por el país. De los más vanguardistas en cocina a los más casposos en todo. Y todo con el patrocinio cultural -perdón, que escupo- de un refresco, el de la chispa de la vida, la forma que tiene TVE de vulneral la prohibición de no emitir publicidad. |
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