Todo
va regular
(Artículo publicado el jueves, 26 de junio, en diarios de EPI PRESS)
Otro para reírnos.
Sin parar. En el plató hay ciento y la madre, dicho con toda la intención ya
que lo de ciento y la madre recuerda al programa fallido, también en Cuatro, de
Patricia Conde, que llegó y se fue
sin hacer ruido, aunque seguro que alguien creyó que Ciento y la madre sería el no va más del entretenimiento. Con Todo va bien, igual. Seguro que alguien
ha pensado que hacer un programa de humor a la misma hora que El hormiguero y que El intermedio es una idea acertada porque donde caben dos, de
humor, caben tres. El humor de Todo va
bien es un humor que parte de la nada y te conduce a la nada. El intermedio apuesta por el humor
social y político. El hormiguero por
el humor infantil con ambiciones.
En Todo va bien, Xavi Rodríguez y Edurne
apuestan por el guirigay donde un puñado de colegas ríe y apostilla gracias,
como la cuadrilla del torero, al quite del maestro. Van de gamberros y locos,
pero ni lo uno ni lo otro, salvo que el gamberro haya cambiado tanto que uno ya
ni lo reconoce. Su presentador ha dicho que abren una ventana para echar unas
risas sin complejos. Eso y nada es lo mismo. Es lo que pretende Mariló Montero, echar unas risas sin
complejos aunque nos saque los colores a los demás. Y ella lo consigue. Todo va bien no es la vida alegre, es la
vida gilipollas. Y en ese punto es cuando me pregunto qué pasa cuando todos
ríen dentro de la pantalla pero tú tienes cara de palo. Pues eso, que cada uno
está en su sitio y entonces sí que todo va bien.
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