domingo, 8 de junio de 2014

Maldeojos. Son millonarios



Son millonarios
(Artículo publicado el sábado, 7 de junio, en diarios de EPI PRESS)

     El millonario que salió en Millonario anónimo tal vez lo sea porque ha trabajado muchísimo, y lo digo sin ironía, lo creo de verdad. El millonario Diego Suárez, el primero del programa del jueves en La Sexta, es el dueño de un emporio dedicado a las bebidas del lujo, un iluminado de clase humilde que entendió a la perfección el espíritu de los ricos, y a ellos se dedicó porque los ricos necesitan demostrarlo, sentirse únicos, elegantes, y por eso Diego se inventó un cebo sofisticado, extravagante y hortera, y salió Vin Doré 24K, es decir, vino espumoso espolvoreado de oro. Vaya tela. La broma puede costar cerca de 2.000 euros, así que a bebida exclusiva no le gana nadie. Sobre esta esperpéntica cara de la condición humana, Diego Suárez se hizo de oro con el oro. 

       En Millonario anónimo, el millonario desciende a la vida y necesidades más pedestres. Y convive con enfermos, dependientes, familias sin recursos, es decir, carne de ONG. El objetivo no es claro. ¿Es para que los millonarios descubran que sus negocios van bien, como dice Rajoy, pero esa miel no llega ni de lejos a la gente común? ¿Es para que los millonarios suelten la guita que el Gobierno no suelta y tapen agujeros antes de volver a sus vidas exclusivas? Da igual. Millonario anónimo apela al sentimiento, y aunque me ponga de mala leche, funciona. Seguro que estos millonarios, como decía, han trabajado muchísimo. Pero a mí me gustaría que estos programas no existieran. ¿Qué tal si las grandes fortunas pagaran en relación a lo que tienen? El informe de Intermon Oxfam es demoledor. Pero Montoro se parte de la risa.

Diego Suárez fue el primer millonario que apareció en Millonario anónimo, el formato que La Sexta emite adaptado del programa original yanqui. La fórmula es la misma. El millonario se quita el traje, sale del despacho o del yate, se codea con los problemas reales, y luego se quita la careta, descubre quién es a la gente -necesitada- con la que ha convivido, y en un último gesto de millonario suelta una caridad. Más bonicos.



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