No
con mi X
(Artículo publicado el sábado, 21 de junio, en diarios de EPI PRESS)
Advertencia.
Prometo desde lo más profundo de mis convicciones que cuando aquí se habla de
católicos en ningún momento se habla de la gente de fe, del creyente raso, de
los hombres y mujeres que comulgan con el ideario de esa iglesia. Dicho queda.
Cuando aquí se habla de católicos siempre, siempre, me refiero a la
organización, al emporio, a la jefatura de esa empresa que para mí es sólo de
ambición y poder, y bajando a los detalles, bajo a la sucursal española, a la Conferencia
Episcopal patria, al núcleo duro del que emanan las estrategias, como si la
nueva de Cristo tuviera que ver con la factoría que hoy conocemos. ¿Es otro
arrebato de este columnista contra la institución? Lo es. Y lo es porque
estamos en tiempo de recaudación fiscal. ¿Lo habían olvidado?
La iglesia
católica no. Y como cada año, vuelve a la carga con su Por tantos, es decir,
por tantos motivos que, según ella, tiene la gente para apoquinar, más, a sus
arcas. ¿De verdad a la cabeza visible de este organismo no se le cae de
vergüenza esa cabeza por pedir dinero? ¿Cuántas veces hemos escuchado a sus
dirigentes, más allá de cuatro y hueras palabras, hablar de desahucios, de
bancos avaros y pecadores, de familias que no tienen para comer, del desmantelamiento
de la sanidad y educación públicas, de la planificada senda hacia algo parecido
a la esclavitud laboral ejecutada por un Gobierno bribón al servicio de un
poder al que también aspira, y sirve, la propia iglesia? ¿Sigo? Así es que
cuando escucho el dichoso anuncio pidiendo la equis para esa jauría de lobos
sin alma me enciendo. Ahora piden ayuda al pueblo, pero al pueblo, que le
den.
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