Barbie
contra ordinarias
(Columna publicada al domingo, 6 de octubre, en diarios de Editorial Prensa Ibérica)
No entiendo cómo te gusta el pescao, los langostinos, las peras y
los plátanos, le decía una tal Mari
Carmen a la que aspira ser esposa de su hijo al enterarse de que la chica
dice ser bisexual, cosa que esta jornalera de Jaén no entiende, quizá porque su
cardado para la televisión le ha estropeado el poco seso que le queda como
persona, ahora redimida como animal televisivo. La ves y te partes. Tal vulgar,
tan zafia, tan inculta, tan beata, tan buen fichaje de ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, tan amante de Aznar –dice que si en tiempos de su
héroe había siete mujeres por cada hombre, ahora, que la cosa está peor, con Rajoy habrá por lo menos catorce, así
que su hijo, un lechuguino de 28 años, tiene ganado para elegir-. Esta Mari
Carmen silvestre y zopenca es auténtica, existe de verdad, y por eso, por su
naturalidad mostrándose como una calabaza hueca, la sacan más que al hijo, un
soplagaitas bajo el árbol lacado y protector de la ordinaria señora. Esta misma
semana, en las antípodas de lo natural, la Academia de Publicidad –sí, existe,
hay una Academia de Publicidad- encargó un anuncio a una productora para
celebrar el tercer centenario de otra academia, la Real de la Lengua Española,
esa que dice que allí se limpia, fija y da esplendor a las palabras. ¿Qué han
hecho los publicistas en un alarde de imaginación casi, casi sin precedentes?
Pues poner a una señora burra, ignorante, zafia, tirando a andaluza o murciana,
que pronuncia con el culo, para decir, “pero niño, qué haces con la alfombra
–al niño se le cae la mermelada-, ¿no ves que estás estropiciándolo tó? Ende
que venga tu padre lo quiero ver todo esto… fluoresciente”, dice revoloteando
los dedos con los ojos muy abiertos. ¿Patético? Mucho. ¿Vergonzoso? Más.
¿Increíble? Increíble.
Chochonas
de feria
Pero el anuncio sigue. Para reparar el estropicio una voz
masculina, vigorosa, le dice a la agobiada señora que esté tranquila porque con
RAE “este desastre tiene solución”. Parece un bote de detergente. Qué va. Es un
diccionario de la Real Academia, que al ser abierto por la asilvestrada ama de
casa, bruta como un arado, recibe los rayos de potente luz que emanan del libro
iluminando su rostro hasta el éxtasis teresiano, con los ojos vueltos y todo,
como ya conocíamos por Gian Lorenzo
Bernini. El efecto RAE, sigue el narrador, “elimina todas las impurezas,
devolviéndole al lenguaje su brillo original”. Vaya si lo consigue. Cuando de
nuevo se le cae al nene el tarro sobre la alfombra, la mamá ya habla como la
mismísima Santa Teresa. El anuncio es tan repelente, tan rancio y mal hecho,
tan ruin y pobretón, tan mal interpretado, y tan errado en su planteamiento que
un puñado de asociaciones de mujeres se ha indignado por la imagen que se da de
ellas, ignorantes pero limpias, incultas y zafias pero buenas esposas. Más que
cabrearse por un contenido que al ser tan cretino y ridículo ni siquiera
ofende, aunque también, hay que preocuparse por esa Academia de Publicidad que
graba un producto de tan escaso nivel estético, moral, intelectual y de tan
corta ambición. Demos un pasito más en el perfil de algunas señoras. Ni Jorge Javier Vázquez ni Olvido Hormigos son burras e
ignorantes, aunque podrían ser muñecas chochonas de feria. Tengo entendido que
JJV expulsó del cortijo nocturno a la ex concejala socialista que se hizo
famosa por meterse el dedillo en su cueva, grabar la acción, enviarla al mundo,
y pasar por ello a los platós de Mediaset, rincón natural de estos productos
bizarros, porque la señora se la lió a María Patiño, tan fina, tan elegante,
tan discreta, tan moderada. Total, que JJV sacó su espada flamígera y, llamando
cerda a Hormigos, la echó de uno de los platós más sofisticados de la tele, Sálvame de Luxe. Con la boca hirviendo,
inspirado, el Señor Ondas dicen que dijo que “es una vergüenza tener que
aguantar a gente como esta, qué asco, son mierda”. Huy, huy, cuando las
chochonas se ponen más ordinarias de la cuenta, dan miedo.
Edurne
y Wert, ohhh
Pero no nos desmayemos entre chonis de pantalla, guarras de
necesidad, o ignorantes y zopencas pero limpias y buenas esposas. ¿Dónde
colocar a Emma García? Lo digo
porque para subir la audiencia de Abre
los ojos lo que le han subido son las mamas hasta el gaznate para hablar de
la niña Asunta Basterra, que ahora tiene
a las divas de la pantalla revolucionadas, poniendo en práctica el conocido
lema que dice que el mal rollo con tetas grandes entra, y mal rollo hay, que
los papás de la criatura están en la cárcel. La Fábrica de la tele, a la
derecha de Vasile, que sirve la
mierda condimentada en sus diversos Sálvame,
también produce la noche del sábado con Emma, y como la audiencia no respondió
ni llevando a Bisbal le abrió el
escote a la presentadora, le montó una mesa de disección, le colocó a la niña
muerta y escenificó un aquelarre para regocijo de carroñeros. La audiencia
respondió con dos o tres décimas más. Así que ya sabes, Emma García, déjate de
puñetas y sal en sujetador para que el abuelo en casa se haga con el mando y no
lo suelte así invites a Punset. A
estas alturas de columna llegó el momento de mentar a la otra, a la Barbie
Complementos, legión que no conocíamos hasta que la estirada, siempre
avinagrada Edurne Uriarte, ex del
ministro más golfillo del Gobierno, José
Ignacio Wert, que con una mano espanta a la santa y con otra se camela a la
secretaria, ha puesto en valor ser eso, una Barbie que ama por encima de todo,
en su caso hasta por encima de Wert, un bolso de Gucci, un cinturón de Loewe, una
nadería de Vuitton. Ella no sólo es elegante sino que tiene que parecerlo por
“cuestión de status”, o algo así, no me hagan mucho caso. Corro a verla en Los desayunos de La 1. Decepción. Sale
sin su bolso. Una Barbie sin bolso no interesa, y menos lo que pueda decir. Así
que viva la jornalera. Y las tetas de Emma. Y el éxtasis de Santa Teresa. Y el
chichi de la Hormigos. Y la mala leche de Jorge Javier.
La
guinda
El mito derribado
Cuando
decíamos que los nuevos gerifaltes de RTVE llegaban en serio, íbamos en serio. Julio Somoano, jefe de informativos de
TVE, ha desmantelado unos Telediarios que eran la envidia, premiada, del mundo.
Algunos ingenuos creían que “esta gente” tendría límites, líneas rojas. No.
Después de 40 años Informe Semanal
pasa a la madrugada. La tele banal –Uno
de los nuestros, Carlos Latre-
puede con el periodismo de actualidad.
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